Una entretenida tarde de toros se vivió este Viernes Santo en Texcoco, Estado de México, donde Fermín Rivera (foto) e Ignacio Garibay cortaron una oreja por coleta, mientras que el ibérico Víctor Puerto dio una vuelta al ruedo en reconocimiento al esfuerzo desplegado.

Fermín Rivera, que se entonó en un aseado quite por gaoneras, cuajó quizá los muletazos más coreados del festejo, aprovechando cabalmente el buen pitón derecho del tercer ejemplar de la tarde. Con su tauromaquia clásica y exenta de firuletes, templó magníficamente les embestidas del burel de Valparaíso y redondeó un par de tandas en las que el asentamiento fue el sello característico.

Por el pitón izquierdo tenía menos recorrido el ejemplar y, tras probarlo, regresó a la senda derechista aunque el toro vino a menos. Despejado de ideas, el joven diestro potosino le fue paciente y regaló instantes de gran torería, como un trincherazo en el que se gustó mucho y un par de muletazos de pecho en los que toreó de pitón a rabo.

Faena interesante la de Rivera, misma que culminó tirándose con decisión sobre el morrillo del toro para dejar una estocada de efectos letales y pasear una muy merecida oreja.

Ignacio Garibay, ante el segundo de la función, brindó una actuación solvente que inició jugando bien los brazos a la verónica para, posteriormente, llevar al toro hacia el caballo con chicuelinas andantes. El astado no tenía gran ritmo en sus embestidas pero transmitía hacia los tendidos, virtud que Nacho supo explotar para estructurar un trasteo en el que destacaron los trazos por derecha, el mejor perfil del burel.

Enfibrado, corrió la mano y ligó los muletazos reponiendo el terreno justo, así como resolviendo la papeleta cuando el toro se quedaba un tanto corto. Y aunque quedarán un par de naturales de buen calado, es verdad que por este lado el astado no contaba con la misma transmisión y recorrido.

Quizá por esa condición, la faena no cobró mayores alturas. Sin embargo, lo hecho estaba hecho y, luego de cobrar tres cuartos de acero, el público pidió mayoritariamente la concesión de un trofeo, oreja que Nacho paseó en son de triunfo.

La disposición de Víctor Puerto quedó patente durante toda la tarde, logrando los mejores momentos de su actuación delante de su segundo. Lo  más destacado fueron las verónicas con las que recibió a este toro; cargando la suerte, meciendo los brazos y acompañando con la cintura, las remató con la media.

Ya en el tercer tercio, el de Valparaíso fue un tanto tardo por momentos y acudía deslucido a la muleta del torero manchego, tendiendo a puntear el engaño. Puerto le pisó sus terrenos y trató siempre de llevarlo con mucho pulso, lo que le redituó en momentos que el público valoró. Tras la estocada y petición de oreja que no fue otorgada, Víctor dio una vuelta al ruedo en la que se le aplaudió con fuerza.

El primero de su lote fue un torote, por lo alto y largo, pero resultó manso y prácticamente no tuvo un muletazo, pese a que el español intentaba dejarle la sarga en la cara para evitar que saliera suelto. En su afán de agradar, Víctor alargó de más el trasteo y, finalmente, se retiró a la barrera entre algunas palmas.

Para Nacho Garibay fue el quinto de la tarde, un ejemplar que tampoco le puso fáciles las cosas y con el que solamente pudo estar digno, ya que regateaba las embestidas y, cuando acometía, lo hacía sin mayor clase. De esta forma, no pudo asegundar la oreja que le había tumbado a su primero.

Fermín Rivera tampoco logró repetir el triunfo delante del astado que cerró esta segunda corrida de la Feria del Caballo. El berrendo que hizo sexto fue igualmente deslucido y ofreció pocas posibilidades de éxito para el torero de San Luis, que finalmente decidió abreviar.

Esta fue la primera corrida de tres que se ofrecen de forma consecutiva este fin de semana. Mañana actuarán Zotoluco, El Payo y Juan Pablo, mientras que el domingo hará lo propio el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y los diestros Fermín Rivera (que repite) y Sergio Flores.