Con cierto trasfondo una de las varias reporteras de espectáculos le preguntó a Manuel Capetillo hijo, “Te ves resignado”. La respuesta del mayor de la dinastía fue certera, inteligente y con una paz espiritual que reflejó a lo largo de una entrevista casi forzada ante la insistencia de los medios… “por qué no”.
Un vocero familiar salió a las puertas de la Funeraria Del Carmen Gayosso, cerca de las 11 de la noche para invitar a los medios, sobre todo de espectáculos, a que se retirara de lugar, pues no se darían entrevistas.
Los comentarios de los pocos que lograban entran a la capilla ardiente era que existía un gran hermetismo por parte de los familiares del gran “Capeto” y que únicamente se encontraban Manuel y Eduardo, pues Guillermo aún no llegaba.
Sin embargo, cerca de la media noche, Manuel apareció las puertas del recinto. Se mostraba sereno, con los ojos llorosos, pero la mirada tranquila.
De inmediato, con lo mórbido de la prensa del corazón, iniciaron las preguntas que Manuel supo contestar con temple.
“La última vez que lo vi fue la semana pasada, convivimos en un tiempo muy agradable, en Toluca”, dijo.
Comenzaron las especulaciones sobre las causas del deceso, que pronto fueron acalladas, más que por las palabras, por la paz con que se pronunciaban.
“Siento que fue un momento difícil del corazón, él estuvo con vómito, estaba de vacaciones y cenó algo en la noche se sintió mal del estómago y después empezó a vomitar, en la mañana empezó, me dicen, que vomitó mucho, se puso muy frío y bronco aspiró”.
Manuel recordó anécdotas…
“Hay algo muy hermoso; la primera vez que le dije a mi papá, hace varios años… era medio bravo, pero en el fondo era muy noble… y le dije ‘papá, tienes que rezar el rosario’ y me dijo ‘tu me vuelves a decir que tengo que rezar el rosario, tu sabes qué se va a hacer en esta casa, yo soy de Tequila y de pistola’. Por poco me corre con todo y mi rosario, pero pasó el tiempo y después no lo soltó. Mi papá fue siempre un hombre muy alegre, siempre tenía una sonrisa”.
La insistencia por saber lo íntimo prevaleció en los cerca de 10 minutos que estuvo frente a los medios, incluso mientras declaraba, otra reportera le ordenaba “Manuel, a las cámaras”.
Apenas un recuerdo mediático para “El Mejor Muletero del Mundo”.
“Hay toreros muy importantes, cada uno con su estilo y con su sello, pero Manuel Capetillo padre fue un torero extraordinario; un hombre extraordinario y un padre extraordinario, que Dios lo tenga en su gloria. Me quedo con el recuerdo de un gran hombre, con un recuerdo de tranquilidad, estoy muy tranquilo en mi conciencia con él porque estamos unidos y tengo la alegría de saber que fue un hombre bueno”.
Y al decir esto, desapareció tras las puertas de cristal para estar con los suyos.