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La magia de Talavante y la raza de Saldívar (video)

Domingo, 24 Feb 2013    Guadalajara, Jal.    Juan Antonio de Labra | Foto: Memo Sierra            
Alejandro Talavante con la oreja que cortó al de regalo
El complicado juego de los toros de Begoña y Mimiahuápam que se lidiaron en Guadalajara, se tradujo en una dura prueba para los tres toreros del cartel y sus cuadrillas, que se vieron obligados a echar mano de todos los recursos necesarios para poder salir ilesos en una tarde en la que la sensación de miedo cortaba el aire.

Y no era para menos, ya que la ausencia de casta de los toros pusó la tarde muy cuesta arriba prácticamente desde el tercio de varas, donde resultó muy difícil picar para los picadores ante los intempestivos arrearones que pegaban. Había que estar sumamente atento a aquellos cambios de conducta en los que se rehuía la pelea de continuo en distintos terrenos del amplio ruedo de la plaza “Nuevo Progreso”.

La paciencia de la gente no llegó a agotarse y hoy el público tapatío merece que le coloquen un monumento a ese saber esperar hasta el final, con la ilusión de recibir algo a cambio. Como de hecho así sucedió.

Por eso fue que la faena de Alejandro Talavante caló tan hondo, porque además de honradez profesión y celo, el extremeño volvió a demostrar que es una especie de mago del toreo, capaz de sentir y expresar cosas muy profundas, inclusive con toros como el último, de regalo, al que persiguió por todas partes robándole muletazos aquí y allá, varios de los cuales tuvieron un pellizco sublime, como un par de trincherazos o un desdén que hicieron explotar el entusiasmo de la gente. 

Y cuando parecía que con ese toro no iba a poder hacer nada, sorprendió hasta el más incrédulo de los espectadores con ese toreo de fantasía talavantista que tanta pasión está despertando en esos que comienzan a ser sus seguidores. Porque un torero de este sentimiento debe de seguir actuando con frecuencia en México para que ese sello tan propio tenga un cauce todavía más impactante.

La faena de Alejandro tuvo esos pasajes de vibración tan emotiva, como las dosantinas en las que fue “pespunteando” a lo largo de cada muletazos para conseguir meter al toro en la tela. Y de esta manera consiguió acompañar las embestidas con el alma a flor de piel, sabedor de que este público mexicano tiene un no-se-qué tan significativo, el que inspira, precisamente, a que un torero como Talavante siga recreándose en cada suerte..

También al toro que abrió plaza le hizo una faena interesante, pero sin llegar a redondear quizá porque el de Begoña no terminó de definirse y sólo en contados pasajes metió la cara con franqueza. Fue en esos momentos en que Alejandro consiguió darle varios redondos de fino trazo, rematados por debajo de la pala del pitón, hasta que cambió de mano y el trasteo de desdibujó.

Esas dos faenas fueron el breve resumen de una tarde que no había tenido recompensa al esfuerzo de los toreros, y fue de esta manera, centrado, madura y muy torero, como Arturo Saldívar le tapó la salida al tercero, un toro manso con cierta transmisión al que acosó en tablas para hacerle una faena intensa que gustó mucho al público por el arrojo que puso el espigado diestro.

Los naturales en un palmo, con la figura recia y mandona; los redondos con temple, y los remates, varios de ellos señeros pases de pecho, fueron la clave de una faena muy interesante que le valió el corte de una oreja.

El sexto tampoco se prestó al lucimiento, y aunque a Saldívar le hubiese gustado redondear el triunfo no le quedó más remedio que abreviar, lo mismo que hizo Juan Pablo Sánchez con el sexto, otro toro castaño de preciosas hechuras, similar al anterior, del que no pudo sacar provecho alguno.

Cabe destacar la firmeza de procedimientos y el valor de la primera faena de Juan Pablo con el tercero de la tarde, un toro alto y corpulento que miró de continuo al hidrocálido, que a pesar del sentido que desarrolló el de Begoña, se lo pasó por la faja con temple y tratando siempre de hacerle las cosas con mucha verdad.

El quinto no le regaló una embestida, así que no hubo forma de hacer nada, por extraño que parezca, lo mismo que le ocurrió a Saldívar con el sexto, lo que viene a confirmar la gran dificultad que supone la crianza del toro de lidia, pues nadie va a negar que en esta casa ganadera, hace más de cuatro décadas, se ha trabajado con una esmerada dedicación y rumbo definido. Pero así es esto, y por ello hay que ser conscientes de que, como dice el viejo refrán, “los toros no tienen palabra da honor”.

Ficha
Guadalajara, Jal.- Plaza "Nuevo Progreso". Décima corrida de la temporada. Menos de media entrada en tarde soleada, con algunas ráfagas de viento. Cinco toros de Begoñay dos de San Miguel de Mimiahuápam (3o. y 7o., éste último lidiado como regalo), muy bien presentados, variados de pintas y armoniosas hechuras, pero complicado en su conjunto, de los que el más potable fue el 1o., premiado con arrastre lento. Alejandro Talavante (caña y oro): Pitos tras aviso, silencio y oreja en el de regalo. Juan Pablo Sánchez (negro y oro): División y pitos. Arturo Saldívar (tabaco y oro): Oreja y silencio. Incidencias: Destacaron en banderillas Ángel Martín González, Alejandro Prado yAdolfo Sánchez, que saludaron.


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