El rejoneador español Leonardo Hernández cayó de pie ante el público tlaxcalteca y rayó a gran nivel en la corrida de este sábado, convirtiéndose en el triunfador al cuajar y desorejar al segundo ejemplar de su lote y conquistar la salida en volandas.

La buena escuela de sus jacas y la soberbia monta de este rejoneador, se han manifestado en el ruedo del coso tlaxcalteca mediante una interesante actuación; enfrentando a su segundo discreto de presencia le clavó dos rejones de castigo con buena colocación. Los quiebros para dejar las banderillas largas fueron precisos y las piruetas que se sucedieron muy festejadas.

Adornándose previamente en el cite logró un par a dos manos en los medios, seguido de tres banderillas cortas al violín y la rosa entusiasmando igualmente al graderío; clavó con acierto el rejón de muerte y echó pie a tierra para ver como doblaba el burel, del cual recibió con merecimiento las dos orejas.

De sus conocimientos ya había dado muestra con el que abrió plaza al que tuvo que encelar; le dejó dos rejones contrarios teniendo que llegarle cerca pues era falto de casta, no obstante cuando el toro apretaba lo llevó con temple cabalgando de costado y a dos pistas. Lució también con las banderillas largas seguidas de piruetas en corto terreno, pero como dejó el rejón mortal colocado defectuosamente apenas se escucharon algunas palmas.

Ha sido muy notorio el cariño del público hacia Diego Silveti al presentarse en esta plaza; se llevó en primer término uno justo de presencia al que le cuajó verónicas con empaque toreramente rematadas, vino un puyacito casi simbólico y luego sedeños mandiles al quitar. Inició con suavidad probando las embestidas, de inmediato se dio a correr la diestra bajando mucho el engaño tanto que el astado lo pisó rompiéndoselo.

Al cambiar de mano vino lo más bello de su faena con unos naturales de gran dimensión y clase; cerró por joselillinas muy ajustadas entre la algarabía de los asistentes que lo llamaron a agradecer la ovación, aun habiendo fallado con la espada, el descabello y escuchado un aviso.

El que cerró plaza resultó muy complicado desde salida, por lo mismo Diego lanceó sobre piernas ante lo descompuesto de las embestidas; estuvo porfiando con la intención de extraer algunos muletazos lucidos lo que no fue posible; así mismo tuvo dificultades para fijar al toro y entrarle a matar, cuando lo hizó falló y al empuñar el descabello, tardó en acertar sonando un aviso y leves palmas.

Poco afortunada fue la tarde para José Mauricio con el lote menos toreable; el de Montecristo que hizo segundo tuvo escaso trapío y fue débil a más no poder, aunque tardíamente fue devuelto por las fuertes protestas, para que saliera en su lugar como segundo bis el que se iba a lidiar como quinto; de embestida incierta perdió varias veces las manos, teniendo que llevarlo Mauricio a media altura; no obstante, el toro volvió a caer ante el enfado del respetable, lo que arreció cuando el torero estuvo poco certero al matar por lo que sonó un aviso.

Con el quinto logró lances a pies juntos aceptables igual que las gaoneras después del piquete; el toro muy tardo en embestir, cuando lo hacía llevaba la cara arriba desarrollando además sentido. Acertó a dejar un espadazo tendido que fue suficiente; el público que reconoció su esfuerzo le tributó una gran ovación.