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El Relicario: 15 tardes prodigiosas

Lunes, 10 Sep 2012    Puebla, Pue.    Horacio Reiba | Opinión   
La columna de los lunes en La Jornada de Oriente

A diferencia de cualquier museo, teatro o sala de conciertos, una plaza de toros promete –aunque a menudo incumpla—el prodigio de una obra artística desarrollada ante los ojos del espectador y a partir de esa materia viva que es el toro de lidia, único ser de la creación que nace y muere para el arte. En sus tardes de esplendor, El Relicario no desmentía esta realidad. Documentarlo ahora es simplemente reconocerlo, al tiempo que se suscitan y recrean estampas atrapadas en la memoria fiel del aficionado.

Lo que sigue es un breve recuento de algunas de esas tardes que dejaron huella.

19.11.88. La inauguración fue un verdadero acontecimiento. Imevisión lo transmitió al país y hubo lleno absoluto, que se reproduciría con matices a lo largo de los ocho festejos de la temporada de estreno. “Fundador”, de Reyes Huerta, fue el primer toro que pisó la arena y David Silveti le cortó la primera oreja. También desorejaría al muy encastado “Toda una vida”, aunque el mejor para el torero fue “Cochero”, el tercero, a cuya altura no logró ponerse el debutante valenciano Vicente Ruiz El Soro. Jorge Gutiérrez pechó con lo menos propicio y algo logró lucir con uno de obsequio.
 
04.02.89. El mano a mano entre Eloy y Joselito se saldó con faenón del madrileño a “Pirulero”, berrendo de Montecristo lidiado en sexto lugar. El entorno del regiomontano –que cortó solitaria oreja por tres del joven hispano-- manifestó desagrado por la muy mexicana expresión emitida por un exultante José Miguel Arroyo al arribar a Barajas: “Le partí la madre a Cavazos”.

16.09.90. Toros ligeros de Reyes Huerta pero bien presentados. Y de extraordinaria condición, con dos de vuelta al ruedo (4o. y 5o.). Cavazos cortó el rabo de “Rey de Reyes” y un total de cuatro orejas. Tres se llevó Manolo Arruza más el rabo de “Padrino”, al que quizá cuajara la faena de su vida. Y otro apéndice Miguel Espinosa por su fina labor con “Solidario”, otro bicho ideal.

11.05.91. Tan metido en toros estaba José Ángel López Lima –constructor de la plaza y su primer empresario—que hasta ganadero se hizo. Y su debut no pudo ser mejor, con un corridón cercano a los 540 kilos de promedio, precioso de hechuras y magnífico en todo. Toño Lomelín, quieto como un poste, le cortó las orejas a  “Molero”; Mariano le pudo al encastadísimo “Jiltomate”, 5o., y también lo desorejó. Y Alberto Ortega hizo un valeroso esfuerzo ante ganado superior a sus fuerzas.

01.05.92. Sergio Rojas sirvió un encierro con cuajo, casta y clase. Gran tarde de Alejandro Silveti, que bordó de cabo a rabo al excelente “Sevillano” para culminar apoteósicamente una actuación de tres orejas; una de mucho mérito cobró Mauricio Portillo del enrazado 5º, “Cantarito”, aunque el más alegre y noble de todos, el cierraplaza “Llorón”, astado de vuelta al ruedo, se fue entero al destazadero, mal correspondido por un chaval  tan valeroso y dispuesto como poco placeado. 
 
16.05.92.
Gran corrida de Xajay por esencia, presencia y potencia. Por desgracia el 6o., “Palomino”, toro serio, fuerte y probón, cazó a Gilio en un par de banderillas y le pegó una grave cornada en el vientre. El lagunero pasaba por un gran momento y a su primero le había cortado una oreja de ley.  Mariano Ramos topó en cuarto lugar con “Cometa”, auténtica fiera, que mató un caballo y llegó codicioso y entero a la muleta del torero de la Magdalena MIxhuca, cuyo poderoso trasteo valió una de las orejas más meritorias que aquí se recuerden. Y Alberto Ortega, idóneo complemento de carteles comprometedores en esa primera etapa de El Relicario, ofreció una de sus habituales demostraciones de valor pero padeció un calvario con la tizona.

26.02.94. Un novillo de bandera –“Entrenador”, de Reyes Huerta—y una auténtica gran faena de Fernando Ochoa, rutilante promesa en ese entonces, dieron altura de suceso a una tarde muy torera de Fierrerito –que tuvo un “Vanidoso” de arrastre lento y le perdió las orejas por pinchar—y a una convincente demostración de Chilolo, que dio lidia completa y le cortó la oreja a “Marcos” aunque luego no estuvo a la altura del notable sexto. Hubo vuelta para los restos de “Entrenador” y dos orejas con petición de rabo para el moreliano.

22.05.94. Entre varios festivales de feliz recuerdo sobresale sin duda éste que torearon un finísimo Alfredo Leal, un poderoso y entregado José Huerta (le cortó la oreja a “Patriota”), un Jaime Rangel más inspirado que nunca (gran novillo “Nacionalista”, se fue sin orejas al destazadero), Manolo Espinosa “Armillita” (se dio gusto corriendo la zurda pero mató muy mal) y Raúl Ponce de León en su versión más depurada (oreja del difícil “Bienestar”); en tan venturosa ocasión y a plaza llena solo hubo que lamentar el percance de Benjamín Pedroni. Estupendos los de Celia Barbabosa.

31.05.97. Extraña corrida mañanera, organizada al margen de la tutela municipal en protesta por la suspensión de la feria a raíz del rechazo de un encierro de Espíritu Santo de no mala catadura. Javier Marroquín, cabeza de la empresa, le dio carácter de “fiesta privada” (no se cobró la entrada), pero el encierro de Guanamé tuvo cuajo y pitones (uno, al saltar al callejón, hirió seriamente a Sergio Kleimerman, apoderado de Fernando Ochoa), y Marco Camacho tomó con el noble colorado “No que no” una alternativa en toda regla, a la que hizo pleno honor excepto con la espada. Algo similar ocurrió con Ochoa, poderoso y artista con lo peor pero deficiente estoqueando. Aquel soleado mediodía, la única vuelta al ruedo la dio Arturo Gilio.

09.05.98. Para el mano a mano Zotoluco-Rafael Ortega envió Teófilo Gómez un encierro de trapío descomunal, aunque muy noble. Eulalio abrió tarde desorejando a “Revoltoso”, de 608 kilos, y cortó dos apéndices más a “Gordito”, su segundo. Misma triada de trofeos izados por el de Apizaco, que pisó el acelerador ante el cuarto y redondeó con las orejas de “Alarde” y a hombros.

17.10.98. Jerónimo regresaba de España más puesto y dispuesto que nunca. Y tan artista como siempre, al grado que bordó con “Vendaval”, cuarto de una fuerte y buena novillada de García Méndez, un auténtico faenón. Era de rabo y lo emborronó con la espada. Sus alternantes Carlos García Méndez y Jorge Mata, a oreja por coleta.

14.09.02. Última reaparición de un David Silveti más depurado y estoico que nunca, capaz de bordar dos faenas grandes –a los muy nobles “Don Alfonso” y “Poeta”, en tarde de homenaje a Calesero—y cortarles la oreja a ambos, pese a que al cuarto lo pinchó dos veces. A su lado quedaron en poco la torera actuación de Jorge Gutiérrez, con mal lote, y un demagógico indulto del burel obsequiado por El Zapata. Buen encierro de Teófilo Gómez y suavote aunque mal presentado el berrendo de Coyotepec “Conquián”, al que se le perdonó la vida sin merecerlo.

01.01.04. Ejemplar encierro de Reyes Huerta, de desusado trapío y calidad excepcional. Ideal para que Mariano Ramos ofreciera tan enorme dimensión que daba fácilmente para cuatro orejas aunque las del cuarto –“Bola de Nieve”, al que toreó como nunca—las malograra su estoque. A Alberto Ortega se le concedió un exagerado rabo del maravilloso quinto “Papá Noel”, toro de vuelta al ruedo, aunque quizá no fueran inferiores los dos que desperdició Luís Ricardo Medina.

26.04.08. Eloy Cavazos se despedía de El Relicario y el juez le obsequió con cuatro improcedentes orejas. Su ya anticuado estilo hizo fuerte contraste con el esplendoroso de Sebastián Castella, cuya faena de rabo a “Triunfador” ha sido de las más redondas y templadas que El Relicario vio. Jerónimo no quiso marcharse con las manos vacías y desorejó a un torillo de obsequio. Lástima que a los de Reyes Huerta le faltaran cara, poder y trapío.

06.05.12.  Se cerraba la feria y, sin sospecharlo, despedíamos a El Relicario, con discreta entrada para ver lidiar a un hermoso encierro de La Joya. Ante un bonito cárdeno de Juan Huerta --último empresario del coso del Cerro-- abrieron plaza la aún incipiente rejoneadora Gaby Zataraín y los Forcados Poblanos, muy ovacionados. Ignacio Garibay redondeó una tarde de torero maduro y cortó tres orejas, las dos últimas por sentida faena al noble zaino “Flor de Mayo”.  Para cobrar igual número de apéndices, El Zapata recurrió al obsequio de “Arturito”, jabonero sucio de magnífico juego aunque menor trapío que el resto (442 kg). Quedará como el último estoqueado en El Relicario. Fabián Barba pechó con lo peor pero estuvo valiente y dio una vuelta al ruedo.


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