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El temple mexicano de Juan Pablo (video)

Miércoles, 23 May 2012    Madrid, España    Juan Antonio de Labra | Foto: Emilio Méndez            
Destacaron los naturales a su segundo
La corrida de Juan Pedro Domecq no fue lo que se esperaba, y la ganadería andaluza no pudo repetir el triunfo del año anterior, motivo por el que esta mañana fue develada una placa para recordar el gran juego del encierro que se lidió en San Isidro de 2011.

Y la poca raza y fuerza de los toros criados en "Lo Álvaro", dio al traste con la desbordante expectación que había en la plaza. La afición madrileña, al conjuro del nombre de Morante, abarrotó el coso con el ánimo de ver una vez más al gran artista de la Puebla del Río con toros de esta famosa divisa.

A nadie se lo olvida el lío tan gordo que formó hace tres años, precisamente con el toro “Alboroto”, un juampedro de ensueño con el que el singular artista sevillano toreó como quizá nunca antes se había toreado de capote en Las Ventas.

Pero hoy tampoco no pudo ser, y el festejo derivó en pasajes de tedio –y muy poquitos de brillantez– librados en poco menos de las dos horas que duró la corrida. Menos mal. Brevedad, ante todo.

Entre estos chispazos para el recuerdo debemos anotar algunos muletazos de Morante al cuarto toro, un ejemplar basto de hechuras, alacranado de pitones, con el que desgranó varios redondos de natural empaque; el arrojo de Alejandro Talavante delante del tercero, el ejemplar más potable, al que hizo una faena con tonos vibrantes; y, desde luego, la mano zurda de Juan Pablo Sánchez con el sexto, que apuntó mucha clase y terminó echándose hacia el final de la faena.

Porque la sosería del primero apenas y permitió bosquejar algo al torero mexicano que hoy confirmó su alternativa en Madrid, y sí que pudo darle un par de lances mecidos a ese sexto, colorado de capa, que llegó a la muleta con aptitudes para el lucimiento.

Fue en esas series iniciales cuando Juan Pablo se colocó muy firme, con las zapatillas clavadas en la arena, y su tersa muleta por bandera para torear francamente bien por naturales. El pulso despacioso del mágico acordeón de su antebrazo, fue lo más encomiable antes de que el juampedro pidiera paz. Fue una pena, en verdad, que el último de la tarde no hubiese tenido más casta y fuerza.

La sensación que dejó Juan Pablo fue de muletero capaz y solvente, pues a diferencia de sus tres tardes en la reciente Feria de Aguascalientes, manejó la espada con acierto y acabó pronto con la vida de ambos toros.

En este ejemplar Morante hizo un quite por verónicas, que minutos más tarde provocó un desagradable incidente entre Fernando Lozano (apoderado de Juan Pablo) y Curro Vázquez (que lleva los poderes del sevillano), cuando al primero se le calentó la sangre y arremetió verbalmente contra el maestro, que le hizo el tancredo.

Lo cierto es que Morante hizo el quite sin sacar al toro a los medios, para no machacarlo, al que cuajó un par de lances de una acusada hondura. Lo suyo hubiese sido que Juan Pablo diera la réplica, que para eso están los toreros jóvenes que anhelan la gloria del toreo. Pero no fue así, porque quizá intuyó que el toro iba a durar un suspiro en el último tercio.

A ver si mañana la cosa cambia y Diego Silveti tiene toros para triunfar en otro de los carteles estelares del ciclo venteño, al que regresa Sebastián Castella tras su triunfal gesta del jueves pasado.

Ficha
Madrid, España.- Plaza de Las Ventas. Lleno de "Agotado el boletaje". Decimotercer festejo de la Feria de San Isidro. Lleno en tarde agradable. Toros de Juan Pedro Domecq, de desigual presentación y juego, de los que el 3o. fue el más manejable y el 5o. el único toro que sacó genio. Al resto les faltó fuerza y casta. Pesos: 512, 521, 516, 532, 558, 540 kilos. Morante de la Puebla (caña y oro): Pitos y palmas tras aviso. Alejandro Talavante (lila y oro): Ovación y silencio. Juan Pablo Sánchez (blanco y plata): Palmas en su lote. Incidencias: Juan Pablo confirmó con el toro "Danzarín", número 80 y con 512 kilos.

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