Luego de bordar una gran faena ante el único toro realmente potable de Vistahermosa, Alfredo Gutiérrez cortó una oreja, que pudieron ser dos de no fallar con el acero, y se convirtió en el triunfador de la corrida de seis espadas que puso punto final a esta edición de la Feria del Caballo, en Texcoco.

Ya desde los primeros lances, Alfredo se percató de la calidad de este ejemplar, al que ordenó picar poco. Después de la suerte de varas, quitó por salerosas chicuelinas y comenzó a calentar el ambiente para lo que sería una faena bien estructurada y en la que dibujó pasajes de buen toreo, mostrando esas cualidades que desde aquellas épocas como novillero, allá a mediados de los noventa, había dejado en claro.

Con pulso en cada uno de los trazos y llevando bien toreado al astado, Gutiérrez se dio a correr la mano con la diestra, ligando bien los muletazos y extendiéndolos cada vez más. Aunque no era el mejor perfil del burel, también dejó destellos al natural, figura relajada y sintiendo mucho.

Y cuando fue necesario, supo esperar al toro, pesando delante de la cara y sin desbordarse, lo que le permitió mantener el nivel entonado del trasteo. Enganchando desde adelante, la faena fue a más, combinando detalles al rayar la inspiración, como el afarolado y algún molinete de rodillas, además de torear en redondo.

Redondeó su labor toreado por manoletinas, quedándose muy quieto especialmente en la primera. Y cuando ya se pensaba en la posibilidad de las dos orejas, pinchó en el primer intento con el acero. Tras acertar al volver sobre el morrillo, se le concedió un merecido trofeo, mientras el de Vistahemosa se fue al destazadero en un arrastre lento.

Uriel Moreno "El Zapata" abrió plaza delante de un precioso berrendo en castaño que poco le ayudó para desplegar su tauromaquia. Al no arrancarse para el par monumental, el tlaxcalteca le colocó un arriesgado violín por dentro y remató el segundo tercio con pares al cuarteo.

Bonito el trincherazo que bordó al inicio de un trasteo que jamás pudo tomar vuelo, debido a que ek ejemplar se quedó parado pronto y, cuando acudía y a pesar de no tener malas ideas, terminaba deslucido. Esforzado El Zapata, que se retiró en medio de apalusos.

Auténticamente inválido el toro que enfrentó Ignacio Garibay, pues además de su poquísima fuerza parecía descoordinado y constantemente rodaba por la arena. Labor de enfermero la de Nacho, pero que rayó en la maestría pues sacó agua de lo que parecía un inhóspito desierto.

Así, a media altura y muy en la línea, llegaron trazos de categoría por ambos pitones, elegantes y templados, haciendo gala de esa clase que atesora. Lástima grande que el toro ya no le ayudó en la suerte suprema y falló, pues hubiera podido cosechar una oreja de ley.

El toro que enfrentó Arturo Macías no tuvo prácticamente un pase. Parado, cuando embestía se quedaba corto y no fue materia propicia ni para estar valiente. Profesional y queriendo hacer algo, el hidrocálido estuvo ahí, intentando, pero nada pudo lograr ante este marmolillo.

Caso similar el de José Mauricio, pues su toro fue deslucido y terminó por aplomarse ante el infructuoso esfuerzo. El de Mixcoac se cruzó y le pisó los terrenos, pero si el burel embestía lo hacía punteando. Toreramente se dobló con el de Vistahermosa para rubricar su actuación.

El sexto de la tarde regateó las embestidas desde el capote y no le puso fáciles las cosas a Ernesto Javier "Calita", que lo bregó muy bien y solamente pudo dejar destellos de su tauromaquia. Fue hasta la mitad de la faena cuando el toro pareció despertar y regaló embestidas, algunas con fuerza y que más bien daban la impresión de ser arreones, para que Calita dejara derechazos de buena factura. Remató de estocada entera de efectos rápidos y cosechó las últimas palmas de la Feria de Texcoco 2012.