Parece que fue ayer cuando en la feria de la vendimia en Nimes del 2010 Juan Pablo Sánchez recibió la borla de matador de toros, y Arturo Saldívar, aún siendo novillero, abrió clamorosamente la puerta de los Cónsules en ese mismo ciclo. Sin embargo, a solo poco más de un año de aquellos hechos, estos dos baluartes de la torería mexicana comienzan a escribir una rivalidad que seguramente continuará en los próximos carnavales de Jalos, cuando escenifiquen su primer mano a mano.
Lo que ha sucedido hoy en León es una muestra contundente de la llegada de una nueva generación de toreros, que dicho sea de paso, están apretando cada día más. Tal es el caso de Saldívar que se plantó ante la afición de El Bajío para confeccionar dos faenas en las que la profundidad, la estética, la inventiva y la valentía, dejaron ver a un joven que está en vías de ser un pilar indispensable de la fiesta de toros de México en los próximos años.
Durante la lidia de su primer toro, el joven diestro diseñó una labor muy torera. Si con el capote trascendió a los tendidos, con la muleta ejecutó el toreo por ambos pitones en una faena que aderezó con vistosos detalles que conectaron rápidamente con un público que parece ver en Saldívar a un ídolo que hay que cobijar. A pesar de estar errático con el acero, el respetable lo sacó al tercio a saludar una ovación.
Con el último de la tarde, que fue un ejemplar con calidad pero que le faltaba un punto fuerza, el de Aguascalientes tuvo una labor que se podría dividir en dos partes: primero, en la que hubo de desentrañar los problemas que presentó su enemigo y después, puso de manifiesto una enorme valentía y ambición, sobre todo al ejecutar las estrujantes bernadinas del final del trasteo, mismas que coronó con un soberbio estoconazo para recibir las dos orejas y convertirse así en el primer gran triunfador del ciclo leonés.
Juan Pablo Sánchez pechó con el peor lote del encierro. Pero eso no importó para mostrarse como un torero de una enorme determinación, y consciente de lo que significaba la tarde, salió a darlo todo sin olvidarse de que el año pasado fue el máximo triunfador de esta importante feria.
Por ello desde que su primer enemigo saltó a la arena, el joven hidrocálido estructuró una faena basada en su ya característica manera de interpretar el toreo: esto es, corriendo la mano en trazos de mucha largueza y a la vez aguantando hasta límites temerarios que ponen en el filo de la butaca a los aficionados, entre los que en esta ocasión se pudo contar al propio gobernador de Aguascalientes, Carlos Lozano de la Torre, a quien Juan Pablo le brindó la muerte de su primer enemigo, mismo que lamentablemente pinchó para retirarse a tablas en silencio.
Con el quinto de la tarde, Juan Pablo salió a no dejarse ganar la pelea y se entregó en prácticamente todos los terrenos de una plaza. Con una labor bien pensada, logró arrancar lo poco que le permitió el de Begoña, lo cual logró con su frescura y un aguante fuera se serie, pue el toro se frenó peligrosamente en muchos de los embroques.
A la hora de matar estuvo certero y recibió una merecida oreja. Cabe destacar que Juan Pablo Sánchez tuvo el detalle de brindar este toro a Manuel Ramírez de la Torre, que juez de plaza en Aguascalientes, y quien afortunadamente se viene recuperando de manera favorable de un derrame sufrido hace varios meses.
Sebastián Castella nuevamente se encontró con el público leones que en otros años lo ha visto triunfar rotundamente. Pero lamentablemente, hoy las cosas no rodaron como el francés hubiera deseado, no obstante que con sus dos enemigo trató de agradar al respetable torenado con mucha suavidad y temple. Durante su labor, en particular con la muleta, el de Beziers dibujó algunos buenos momentos por lo que fue reconocido con sendas ovaciones en el tercio.
Como preámbulo de los toreros de a píe, compareció el rejoneador Jorge Hernández Garate, que tuvo una actuación voluntariosa y lució en distintos pasajes de la lidia, destacando la colocación de dos banderillas en las que al salir de la reunión ejecuto la santina, en medio del entusiasmo del público.