El festejo de esta tarde en la plaza Santa María, a pesar de no haber corte de trofeos, dejó varias lecturas, comenzando con el encierro de Rodrigo Aguirre, que con matices, tuvo tres novillos con posibilidades, mientras que de los alternantes, dejaron sensaciones distintas con su actuación.

De Cristian Hernández, por encima del balance general de su actuación, la nota la protagoniza su reaparición en la plaza de su tierra, que de acuerdo a su deseo de recuperar el camino, es ya un paso importante.

En su primero, que se dejó meter mano por ambos pitones -aunque adoleció de fuerza y transmisión-, solo pudo pegar algunos muletazos gustándose, y acusando hasta cierto punto la lógica falta de sitio. Ya hacia el final, con el novillo distraído, pudo pegarle una dosantina con cambio de mano que fue lo más intenso de su faena de reaparición. Faena por cierto larga que le hizo escuchar una aviso tras un pinchazo, dejando después una estocada defectuosa para escuchar palmas.

En su segundo, un novillo con más posibilidades, con movilidad y transmisión, pudo pegar buenos muletazos, insistiendo más por el lado derecho aunque por el izquierdo pegaría algunos naturales, sobre todo uno, que fueron coreado fuerte en el tendido. Terminó el trasteo por manoletinas y nuevamente estuvo mal con la espada, señalando tres pinchazos y otro espadazo defectuoso. Hubo de hacer uso del descabello, aunque finalmente el novillo dobló por efectos de la estocada, para escuchar palmas tras dos avisos.

Si de Cristian se abre la incógnita por lo que puede venir en esta nueva fase de su carrera, de Lorenzo Garza Gaona queda la sensación de no verle avances a pesar de la actividad que ha tenido y el tiempo transcurrido en su paso por las filas novilleriles. Hace algún tiempo se le vio en esta plaza, y de aquel entonces a ahora no se le vio ni más sitio ni técnica.

Ante su primero, un novillo agarrado al piso y áspero estuvo, si cabe, voluntarioso con la muleta –con el capote se vio falto de sitio-, y lo más rescatable de su trasteo vendría en el final por manoletinas. Concluyó la faena de una estocada delantera y caída para escuchar palmas.

Su segundo, que finalmente recibió arrastre lento -a pesar de ser mejor el tercero-, le ofreció buenas posibilidades para poder expresar el toreo desde el capote, con el que intentó un quite por chicuelinas sin mucho lucimiento -ya en el anterior intentó uno por gaoneras de mano muy alta-. El último tercio, con el novillo embistiendo, fue una sucesión de pases sin estructura, algunos más acompasados que otros, y con el torero más pendiente del tendido o la música que de aprovechar las embestidas. Dos pinchazos y media en buen sitio para escuchar palmas tras un aviso.