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El arte de Diego Silveti inunda Iñaquito (video)

Domingo, 04 Dic 2011    Quito, Ecuador    Juan Antonio de Labra | Enviado           
Cortó tres orejas y cuajó una primera faena de gran acabado
Una primera faena del mexicano Diego Silveti, dotada de clase y temple, fue el detonante de una tarde muy emotiva en la que el francés Sebastián Castella toreó con mucha calidad, mientras que el nacional Diego Rivas se comprometió con la novia al entregarle el anillo en un brindis, y se subió en el carro de los triunfadores.

Cabe destacar la buena condición de varios toros de los hierros de Triana y Huagrahuasi, las dos divisas propiedad de José Luis Cobo, que propiciaron ese toreo de arte que tocó las fibras más sensibles del público quiteño.

Y tanto el toreo de Silveti como de Castella con los dos primeros toros de la corrida rayó a un gran nivel técnico y estético, retroalimentándose en su esencia, diferenciándose en sus formas, pero igualmente puros y de magnífico acabado.

A Silveti se le esperaba con expectación tras haber triunfado hace un año cuando aún era novillero, y el hijo del inolvidable Rey David dejó constancia de que lo suyo va muy en serio, pues a su carismática personal ahora ha añadido más poso y una cadencia exquisita, de esas que sólo atesoran determinadas figuras del toreo.

Por eso tuvo tanta importancia su primer trasteo, en el que se colocó muy bien entre los pases y espero la embestida del toro para acariciarlo con el temple de su muleta en naturales de una pasmosa lentitud.

La gente fue entrando poco a poco en esta puesta en escena por parte del mexicano, que caminó por el redondel con serenidad y torería, haciendo gala de un natural empaque no sólo en los cites, sino también en las suertes, que ejecutó apegado a la más pura esencia del toreo.

Los adornos y otros recursos sirvieron para rematar una obra de altos vuelos antes de simular la muerte del toro y ser premiado con dos merecidas orejas.

Aunque el sexto toro no mantuvo su transmisión y fuerza hasta el final, Diego le cuajó un quite por saltilleras que abrochó con una brionesa, y más tarde le hizo una faena sobria que desembocó en la concesión de otro apéndice simbólico para sumar tres, el mismo número que obtuvo Sebastián Castella.

Contagiado por aquella primera faena de Silveti, el francés ofreció su mejor faceta, utilizando su sólido valor para torear con mucho ritmo y temple en un primer trasteo soberbio, ante un toro noble y agradecido con el que se fundió.

La gente sintió todo cuando hizo Castella y vitoreó con fuerza cada una de sus series donde el toreo al natural también brilló en todo su esplendor.

El cuarto fue un toro serio, quizá el más hecho de la feria, que embistió con cierta transmisión pero huyendo de las telas, y Castella no desaprovechó la oportunidad para recetarle pases sentidos, que le devolvieron al sonrisa a su rostro y la confianza para seguir adelante con la misma fuerza interior que lo ha llevado al sitio de privilegio que ocupa en la actualidad.

La actuación de Diego Rivas puso el tono festivo y anecdótico a la tarde, sobre todo cuando, en un brindis cariñoso, ofreció el anillo de compromiso a su novia dentro de la montera, una situación que calentó al público que se volcó con el torero de Latacunga.

Dicen el viejo refrán que "para torear y para casarse, hay que arrimarse", y ojala que Rivas se lo tome muy a pecho, pues la faena a su primer toro, que fue un dechado de nobleza, fue deshilvanada e insegura.

En cambio, la otra, ya con el público en el bolsillo, y la novia con una cara que irradiaba una enorme felicidad, fue alegre y vistosa, de cara a la galería, en medio del entusiasmo colectivo que había ido en aumento conforme transcurrió este festejo, uno de los más interesantes de la feria.

Ficha
Quito, Ecuador.- Séptimo festejo de feria. Tres cuartos de entrada en tarde nublada y fresca, con algunas ráfagas de viento. Toros de Triana y Huagrahuasi (1o., 2o., 5o. y 6o.), desiguales en presentación y hechuras, buenos en general, de los que destacaron 1o., 2o. y 5o. por su calidad. Pesos: 450, 492, 500, 537, 450 y 528 kilos. Sebastián Castella (caña y oro): Dos orejas y oreja. Diego Rivas (azul turquesa y oro): Palmas y dos orejas. Diego Silveti (azul marino y oro): Dos orejas y oreja. Silveti confirmó sumbólicamente su alternativa con el toro "Gobernadito", número 143, negro, con 450 kilos, de Huagrahuasi. Sobresalieron en banderillas Juan José San Martín y El Patatas, y en varas Hernán Tapia y Braulio Almeida. Los tres toreros y el ganadero José Luis Cobo salieron a hombros.


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