José Luis Angelino e Israel Téllez salieron a hombros de la plaza de Huamantla, después de cortar seis orejas, en un festejo donde El Zapata cosechó una y el rejoneador Rodrigo Santos no estuvo certero al matar.
 
Buen estilo tuvo el primero de Angelino con el que se gustó al veroniquear cargando la suerte, luego lo adornó con lucimiento y el toro que había dado una maroma al clavar los pitones en la arena, llegó al tercio mortal con buen recorrido para ligar la faena, eso hizo José Luis que al dejar media estocada tendida fue golpeado en el tórax. Se había otorgado un apéndice y al arreciar la petición se concedió la otra.
 
Parco estuvo con el capote en su segundo, al que banderillearon entre los tres espadas; Angelino compuso otra faena de buen trazo por el lado derecho, el toro que fue bravo le echó mano dándole fuerte paliza de la que se levantó muy dolido, pero también encastado para meter un espadazo que hizo doblar; albearon los pañuelos en demanda de las peludas mismas que se entregaron sin total convencimiento.
 
El que cerró plaza fue de menos a más y mereció el arrastre lento, pero empezó frenándose de modo que Israel lo bregó bien por delante, y el toro que se dolió en el primer encuentro con el piquero, se creció después al castigo; aunque le pegaron recio acabó embistiendo con calidad, Téllez lo entendió y lo cuajó por ambos lados con muletazos templadísimos, después de un pinchazo vino la estocada y gritos de ¡torero, torero! pues había calado en el ánimo de la gente que festejó el corte de las dos orejas.
 
El tercero de la lidia a pie se dejó, pero al principio Israel lo bregó hacia las afueras y ante la puya volteó grupas recibiendo poco castigo; Israel invito a sus alternantes a banderillear, realizando posteriormente su labor en terrenos cercanos a tablas, alcanzando momentos brillantes por ambos pitones; cuando parecía haber asegurado el premio, pinchó antes de media estocada caída y varios descabellos para retirarse en silencio.

A El Zapata el tocó el lote difícil, sin embargo al cuarto lo llevó muy templado por delante para abrirlo , rematándolo toreramente en los medios; con chicuelinas al paso desdeñosas lo puso al caballo, y después del puyazo realizó bonito quite por faroles invertidos; lució con los garapullos. El toro de pronto se colaba y otras se le escupía, pero ahí estuvo Uriel con una faena de garra, fue cogido saliendo con la taleguilla rota y un varetazo en la pierna derecha; al dejar la estocada después de un pinchazo le entregaron una oreja con petición de otra.

Al primero de la lidia a pie se limitó a ponerlo en suerte para que lo picaran, invitó a sus alternantes a banderillear recibiendo muestras de aprobación; el toro peleó en el peto y le exigió a Uriel que estuvo dispuesto, pero como pinchó varias veces cosa rara en él, escuchó un aviso.

Abrió plaza el rejoneador Rodrigo Santos con uno de Felipe González que se prestó. No pasó gran cosa con los rejones de castigo pero en un momento de inspiración logró un magnífico quiebro para clavar la banderilla, vendría luego una santina y un par a dos manos; dejó un rejón trasero, se apeó y entonces falló reiteradamente con la espada y el descabello provocando que sonara un aviso seguido de división de opiniones. Los Forcados Mexicanos lograron la pega en el primer intento con el toro que les había quedado a modo.