En un principio –dijo Rafael Alberti– busqué en la pintura el medio de expresar mis inquietudes en colores y formas. Luego fue en la poesía donde hallaron expresión estas inquietudes por medio de la palabra y la metáfora. La poesía de Alberti tiene una clara orientación visual, y algún crítico observó la influencia directa del cubismo en sus estructuras.
Así como García Lorca, Rafael Alberti absorbió mucho del ambiente popular andaluz durante sus años juveniles, para él, ser niño andaluz significaba ser torero, detrás del colegio al que asistía había un cercado de retamas donde pastaban las vaquillas y torillos de un tío suyo, en tanto que él y un grupo de amigos: "Pensábamos en las grandes cornadas de los famosos matadores, recibidas entre un delirio de abanicos y aplausos por los ruedos inmensos".
Sin duda, yo soy un poeta para quien los ojos son las manos de su poesía, –reconoció el propio Alberti. A lo largo de su vida se encarnó tanto en pintor como en poeta, y al manifestar su nostalgia por la potencia perdida de sus creaciones plásticas, la expresó del siguiente modo: "diérame ahora la locura / que en aquel tiempo me tenía / para pintar la poesía / con el pincel de la pintura".
Narraciones y referencias a toreros quedan en su obra, nos enteramos de que el Niño de la Palma era gran admiración suya, en tanto que varias veces se refiera al "genial espada Joselito", además de que describió la tremenda incredulidad con el mundo recibió la noticia de su muerte en la plaza de Talavera en el año de 1920.
El primer libro publicado por Rafael Alberti será "Marinero en Tierra" (1925) cuyos poemas llamaron la atención de los más importantes escritores del momento, por este material recibió el Premio Nacional de Literatura, otorgado por un tribunal en el que se encontraba nada menos que Antonio Machado. Ese mismo año viajó hacia el norte, de cuyo itinerario surgirá el libro "La amante", que publicará en la revista Litoral.
De esta manera, encontramos entre otras piezas taurinas: "Las Chuflillas al Niño de la Palma", "Joselito en su Gloria", "Verte y no verte", "Corrida de toros", "La música callada del toreo", o "Un solo toro para Luis Miguel Dominguín".
En 1929 publicó una de sus obras maestras, "Sobre los ángeles", de fuertes tintes surrealistas. Se casó en 1930 con la escritora María Teresa León, con la que compartió los años de su exilio (María Teresa fallecería en 1988), y con la que tuvo una hija llamada Aitana. En 1931 estrenó su primera obra de teatro, "El hombre deshabitado". Ese mismo año comenzó a relacionarse en Francia con Picasso y escritores sudamericanos como César Vallejo, Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier.
El torero con quien Alberti tuvo la amistad más entrañable fue con Ignacio Sánchez Mejías, con quien partió plaza vestido de torero y el poeta gaditano lo relata de esta manera:
"Con cierto encogimiento de ombligo, desfilé por el ruedo entre sones de pasodobles y ecos de clarines. Después… ¡oh! Cuando el primer cornúpeto, tremendo y deslumbrado, se arrancó pasando entre las tablas y mi pecho, comprendí la astronómica distancia que mediaba entre un hombre sentado ante un soneto, y otro de pie a cuerpo limpio bajo el sol, delante de ese mar, ciego rayo sin límite que es un toro recién salido del chiquero. Al salir de la plaza me corté la coleta, quiero decir que di por terminada mi carrera taurina que tan sólo había durado tres horas".
Bibliografía:
Alberti, Rafael. "La Arboleda Perdida, primero y segundo libros" (1902-1931). Alianza Editorial, Madrid, 1998.