Anecdotario de Giraldés: El Estudiante y Fermín
Viernes, 17 Jun 2016
Tijuana, B.C.
Giraldés | Opinión
Cuando El Estudiante habló sobre Fermín Espinosa "Armillita"
Hace ya varios años tuve la oportunidad de conocer al matador de toros español Luis Gómez "El Estudiante". Nos presentaron en la Cervecería Alemana, que está desde hace más de cien años en el número 6 de la Plaza de Santa Ana, en el torero Barrio de Las Letras de Madrid.
El establecimiento se hizo famoso en el medio de los toros porque el viejo Domingo González "Dominguín", como vivía muy cerca, en el número 35 de la calle del Príncipe, decidió "instalar" su oficina en las mesas de La Alemana, lugar por donde se daba cita la gente para arreglar asuntos taurinos.
En la única ocasión en que hablé con El Estudiante, recordó las dos temporadas que hizo e nuestro país. Y a grandes rasgos aquí recuerdo lo que me dijo:
"En México no me vieron. Mi primera temporada fue la de 1932-33. Acababa de recibir la alternativa; no les había cogido el sitio a los toros… no estaba preparado para la prueba que en aquellos años era ir a la temporada mexicana".
–En su segunda temporada, –le comenté– fue usted a México en una situación muy difícil para todos los torreros españoles; la de 1945-46, fue la primera temporada de Manolete en México…
–Eso es cierto, –dijo El Estudiante–, México se "amanoletó". Como antes también España se había "amanoletado". Alterné con Manolete como en cuarenta corridas y en algunos festivales. Sé bien el esfuerzo que se necesitaba hacer… aquella personalidad, aquel valor, ese sello propio, esa entrega... era grandioso, llegaba muy intensamente a los públicos porque hacía lo que nadie había hecho antes: ¡arrollaba!
Nuestra plática tocó varios aspectos, todos ellos por supuesto relacionados con la Fiesta y de pronto El Estudiante habló con verdadera admiración de Fermín Espinosa "Armillita".
–En mi opinión, y sin haber visto a Rodolfo Gaona, hasta ahora, el torero más grande que ha dado México ha sido Fermín. No olvido una tarde en Talavera de la Reina. Habrá sido en 1934 o 35. Antonio García "Maravilla" y yo alternamos con él. Su primer toro no se prestó para nada, presentó muchos problemas. Fermín lo lidió con su gran capacidad y lo mató muy pronto. Entonces, un idiota empezó a meterse con él y a gritar: "Joselito Mexicano dicen que te llaman, ¿no?, pues tienes miedo porque aquí un toro mató al verdadero Joselito. Ése si fue Joselito". Me acerqué a Fermín porque lo vi muy molesto, y le dije para animarlo: "No lo tomes en cuenta, no vale la pena". Y me contestó: "Al siguiente toro le voy a cortar la oreja a ver qué me va a decir".
"Su segundo toro presentó muchas dificultades, recuerdo bien que enseguida desarrollo sentido; no había nada que hacer, era un toro para salir del paso. Pero Fermín estuvo enorme y le cortó las dos orejas. En el toreo nada es fácil y entre lo más difícil que hay es triunfar cuando se quiere, salga el toro como salga y además, tener la seguridad de decirlo antes".
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