Una solitaria oreja se cortó este domingo en la Plaza México y fue el hidrocálido Javier Castro el que se alzó como triunfador de una tarde en la que debutó Gerardo Solís, que dejó buena impresión, mientras que Antonio Mendoza no tuvo mayor "tela de donde cortar".

Castro sorteó al mejor novillo del encierro de Marrón, un dije que tuvo nobleza en sus embestidas, así como fijeza y duración. A portagayola lo recibió el aguascalentense y mantuvo su ánimo siempre por lo alto, destacando los trazos con la muleta en la mano izquierda, mismos que contaron con largueza y sabor.

Y aunque la faena tuvo altibajos y no alcanzó a redondearla, hubo petición para la oreja al despachar de una estocada caída. Finalmente, y ante algunas protestas, paseó el trofeo en son de triunfo.

Su segundo fue otro buen novillo, aunque sin la clase del primero. De nuevo se mostró Javier con deseos de agradar y mantuvo el interés en su faena, trasteo que contó con pinceladas de buen acabado, como los trazos templados por derecha, lo que a la postre le granjeó aplausos tras despachar al segundo intento.

Un tanto revolucionado se plantó el lagunero Gerardo Solís en el ruedo capitalino y recibió al tercero con gaoneras, para luego cubrir animosamente el segundo tercio. Durante su faena no terminó por centrarse, aunque sí hubo destellos de clase ante un novillo que no rompió del todo.

Más asentado delante de su segundo, Solís volvió a colocar banderillas con lucimiento. Bien planteó su faena y toreó con decisión, siempre estando "en novillero", destacando los pasajes con la sarga en la derecha y algunos adornos pintureros. De no haber pinchado, quizá hubiera podido pasear un apéndice.

Antonio Mendoza se llevó un lote de pocas posibilidades, pero demostró que su buena planta de torero. Su primero, un ejemplar largo y acaballado, tenía muy poquita fuerza y no se empleaba -aunque sí era noble-, y ante el que Mendoza dejó algunos instantes de bella factura toreando a media altura, aunque se puso luego muy pesado a espadas.

El segundo de su lote resultó deslucido y acabó saliendo de las suertes con la cabeza por los aires. El michoacano plantó cara y estuvo siempre muy en torero, pero el tema no remontó.