Espectro taurino: Reminiscencias cretenses
Sábado, 04 Abr 2015
México, D.F.
Jorge Raúl Nacif | Opinión
La columna de cada sábado
Reminiscencias cretenses plasma el espectáculo de los Recortadores Españoles que tuvimos oportunidad de apreciar ayer viernes en la plaza “Silverio Pérez”, de Texcoco, y nos conduce hasta algunos de los primeros antecedentes de lo que después fue el toreo, protagonizados por la Civilización Minoica.
Ahí, en la Isla de Creta y entre los años 3000 y 1400 A.C., se desarrolló esta cultura contextualizada por los historiadores como prehelénica y en la que existían diversos juegos entre el hombre y el toro, en lo que se conocía como ταυροκαϑάψια en griego antiguo (españolizado “taurocatapsia”), como parte de las ceremonias religiosas.
Estos rituales, si cabe la expresión, son ciertamente parecidos a lo que hoy en día nos ofrecen los grupos de recortadores. Así queda de manifiesto el conocido fresco del Palacio de Cnosos, donde se aprecia a un joven saltando sobre un toro, mientras una chica toma al ejemplar por los cuernos y otra se encuentra atrás, esperando la caída del acróbata.
Esta pintura, que actualmente se encuentra en el Museo de Heraklion, en Creta, muestra una escena similar a los saltos de los recortadores. Historiadores e investigadores coinciden en que estos actos llegaban a realizarse en el interior de los palacios y eran parte de toda una ceremonia en la que el toro refería una representación simbólica.
Por supuesto que en aquella época fueron ideados saltos en amplia variedad, así como maneras de esquivar las embestidas, y el espectáculo cobraba no solamente habilidad, sino también heroicidad, en algo que debió haber sido también muy popular. No son pocas las referencias de la época, en mitos y leyendas, donde el toro ocupa un lugar preponderante.
Los Recortadores Españoles nos recuerdan los orígenes de lo que siglos después desembocó en el toreo que conocemos hoy en día, por lo que, de entrada, el espectáculo que ofrecen tiene tintes muy interesantes y que traen a nuestra mente esa relación tan antigua y profunda entre el hombre y el toro.
Algunas suertes más recientes incorporan estos "atletas toreros" a su amplio repertorio, como el salto de la garrocha (individual o doble) o el tancredo, con la variante del brinco desde el banco o la silla, redondeando actuaciones delante de un toro que, cabe señalar, no es picado, banderilleado ni muerto en el ruedo.
Nos parece sinceramente que el espectáculo de los Recortadores Españoles puede poner su "granito de arena" para enriquecer y ofrecer variedad, aunque sea un poco, en la Fiesta de México, incorporando sus actuaciones a determinados festejos en nuestro territorio nacional.
Y vaya que estos hombres se la juegan a cuerpo limpio y cuentan con amplios conocimientos de los terrenos y las distancias. Todo lo que hacen frente al toro, además de un gran valor, está encauzado por la técnica y una muy desarrollada preparación física, no exentos de torería.
Poco a poco irán estos hombres sumando fechas en México. Vale la pena ir y verlos, para poder tener una opinión mejor fundamentada y disfrutar de sus suertes, casi tan añejas como la relación misma entre el ser humano y el toro.
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