La tarde de este domingo se llevó a cabo la tercera novillada de la temporada y en ella se demostró que la afición hidrocálida vive una verdadera efervescencia. El cartelón de boletaje agotado lució desde la hora del sorteo y aunque poco antes del inicio del festejo apareció la lluvia, el público abarrotó los centenarios tendidos.

En esta ocasión realizaron el paseíllo los jóvenes Rodolfo Mejía “El Tuco”, el colombiano Andrés Valencia y José María Pastor, ante un muy buen presentado encierro de Real de Saltillo; al final de la tarde, los de casa lograron cosechar un trofeo respectivamente.

Rodolfo Mejía “El Tuco” es uno de esos casos en los que la afición definitivamente manifiesta su apego por las cosas sencillas y tal vez que reflejan el sector popular de la fiesta, desde el paseíllo la gente cobijó cariñosamente al delgado novillero.

Como respuesta a las manifestaciones de cariño, el hidrocálido caminó tranquilamente hasta quedar frente a la puerta de toriles para recibir al primero de la tarde con temeridad y las rodillas en la arena, siendo su complemento capotero las verónicas, las chicuelinas y un ajustado quite por saltilleras.

Para comenzar su labor con la muleta clavó las zapatillas en el centro del ruedo para dibujar dos cambiadas por la espalda ajustadísimas, continuó con el toreo por el pitón derecho y con cites de largo logró trascender con fuerza a los tendidos.

El toreo al natural llegó a media altura y al adornarlo con el aguante también caló en los tendidos, antes de tirarse a matar ejecutó las manoletinas de rodillas para acto seguido dejar una estocada efectiva y lograr el corte de una oreja de mucho peso.

Con el cuarto de la tarde nuevamente dejó ver su buen manejo del capote ya que pegado en tablas dio dos lances con mucha inventiva para después ejecutar un quite por navarras.

Para iniciar su faena se fue a los medios y de rodillas intentó correr la mano pero a cambio fue arrollado de manera aparatosa por lo que se pensó en la cornada, cuando la peonería lo trasladaba a la enfermería enrabietado y sin la casaca regresó a la cara para realizar una faena llena de valentía, pundonor y entrega. Tal vez algunos podrán cuestionar la ortodoxia del trasteo pero ésta fue suplida a tal grado que algunos aficionados llegaron hasta las lágrimas de la emoción.

Después de las postreras manoletinas lamentablemente llegaron las fallas con el acero, no obstante el público lo obligó a dar la vuelta al ruedo.

José María Pastor se presentó en la temporada con la etiqueta de triunfador ya que el año pasado en la última de temporada logró colarse a los carteles de la feria. Con el primero de su lote ejecutó las verónicas y las gaoneras en el quite, colocó con mucha espectacularidad el segundo tercio por lo que obtuvo el reconocimiento de los colmados tendidos.

Su labor con la muleta estuvo confeccionada por tandas interesantes y aunque por momentos el astado manifestaba una embestida descompuesta el joven de dinastía lo metió en vereda para correr la mano por ambos pitones. Tras los últimos muletazos se tiró a matar con una gran decisión por lo que el público solicitó la oreja.

Con el sexto de la tarde las cosas no rodaron del todo bien, voluntad con el capote, entrega en las banderillas y esfuerzo en la muleta ante un astado que presentó muchas complicaciones y que a punto estuvo de salirse por la puerta de cuadrillas, ello cuando hizo hilo con los caballos de los picadores. Lamentablemente se puso pesado con el acero y llegaron los tres avisos.

El colombiano Andrés Valencia ha tenido una tarde de altibajos y aunque mostró voluntad y ganas no pudo trascender a los tendidos. Tres largas pegado en tablas algún esbozo de verónica y un quite por tafalleras precedieron a una faena de voluntad pero sin transmisión, tras fallar con el acero se retiró a tablas en silencio.

Durante la lidia del segundo de su lote Valencia buscó nuevamente el triunfo y aunque confeccionó buenos pasajes por el pitón izquierdo; al final su labor se desdibujó .