Arturo Saldívar y Sergio Flores tuvieron enfriadas actuaciones y pudieron haber tocado pelo esta tarde en la plaza de Guadalajara, pero el mal manejo de los aceros lo impidió, mientras que El Conde se estrelló con un lote que ofreció nulas opciones de lucimiento.

Tanto Saldívar como Flores ejecutaron faenas valientes y enfibradas en esta tarde, que fue el cerrojazo de la temporada tapatía y en la que se lidió un encierro impecablemente presentado de José Julián Llaguno.

Arturo ejecutó con la sarga en la siniestra los muletazos de mayor calado de la tarde, éstos al primero de su lote, un ejemplar que tuvo la virtud de humillar en los engaños, además de contar con transmisión y ser, en realidad, el toro más sobresaliente de la corrida.

La faena contó con muletazos de buen acabado, acompañando siempre con la cintura y sacando el pecho, pero a la postre no estuvo Saldívar fino con la espada y perdió la posibilidad de pasear la oreja. Sin embargo, el público se le entregó y le ovacionó cariñosamente desde el tercio.

El segundo que lidió presentó complicaciones y el torero estuvo por encima de esas condiciones adversas, con valor y cabeza despejada, lo que le valió para volver a cosechar la ovación del público tapatío.

Por su parte, Sergio enfrentó un primero toro bajito y muy reunido, pero que no terminó por romper. Más allá de esta circunstancia, el tlaxcalteca estructuró una labor con largueza, siempre aguantando algunos frenazos y miradas del animal, aunque éstas sin mayor dolo.
 
Por encima de las condiciones del José Julián Llaguno, ante el que cuajó un bonito quite por tafalleras y chicuelinas, parecía que Sergio tendría cortada la oreja, pero el trofeo se esfumó debido a que la espada le jugó una mala pasada. Al final saludó una cerrada ovación, premio al esfuerzo y buen toreo que hoy ha puesto de manifiesto.

Su segundo toro embistió con mucha violencia y genio, ante el que estuvo valiente y esforzado, dejando patente el buen momento por el que atraviesa.

El lote de El Conde, que hoy reapareció tras la cornada que sufrió La México en el mes de enero, fue muy complicado y solamente pudo bosquejar algunos detalles sueltos, impregnados de su variada tauromaquia. Incluso sufrió un achuchón ante su segundo, sin consecuencias por fortuna.

El mayor mérito de Alfredo fue no perder los papeles delante de sus enemigos, que eso fueron literalmente. Al final, el público se metió un tanto con él, lo que nos pareció injustificado, lo que señalamos con toda franqueza.