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Especial: Médico... y torero

Miércoles, 14 May 2014    México, D.F.    Brizia Herrerías | Especial   
Alfonso Migoya, aficionado práctico y doctor

Originario de Puebla y con 24 años de edad, Alfonso Migoya es un joven recién egresado de la carrera de Medicina, en la Universidad Panamericana, pero además es aficionado práctico. De niño vivió en un rancho, pues sus padres siempre han sido aficionados a la Fiesta y la considera parte de su cultura, lo que le permitió conocer a muchos ganaderos y comenzar a involucrarse en este mundo taurino. 

"Me apasiona muchísimo la Fiesta brava porque llega a ser un modo de vida”, comentó mientras esbozaba una sonrisa. Aclaró que su pasión es por toda la Fiesta Brava, no solamente por lo que sucede en el ruedo: “Toda la Fiesta, que además de los festejos taurinos implica la comida, la  música, el ambiente, la compañía, y hasta el flamenco".

Uno de los ganaderos que Alfonso conoció durante su infancia, lo invitó a torear por primera vez y nos comentó que desde entonces quedó “embrujado” por ello: "Para mi fue una experiencia muy bonita y desde ese momento quedé embrujado por la Fiesta”.

En cuanto a su vocación profesional, Alfonso expresó que, desde muy niño, la medicina se convirtió en una pasión, y que desde la primaria tuvo claro que quería estudiar esta carrera. Nos comentó que todo comenzó con el contacto con los animales, pues en su familia no hay médicos.

"Sin embargo cuando descubrí el mundo de la medicina y el tratar con el humano, que aparte de tener todas estas gracias, puedes tratar con un ser humano, es lo más grande que hay y ayudarle  a que esté bien y que esté feliz”, comentó Migoya, que concluyó que Medicina es la carrera en donde puede sacar lo mejor de él y no se arrepiente de haberla escogido. 

Ha trabajado en varios proyectos durante su carrera, de los cuales destacó dos: una rotación internacional en la Clínica Universitaria de Navarra, España, donde pudo trabajar en lo que realmente le apasiona, que es la ortopedia, y tuvo la oportunidad de conocer a muchos doctores maravillosos. El otro fue su servicio social en la Clínica MAS en Tlapa, Guerrero durante un año.

Este último lo considera una experiencia preciosa pues se encontró con pacientes que no hablaban español  y que realmente asistían a la clínica en búsqueda de ayuda. Destacó que en su servicio social ya con la carrera terminada, y dando consulta, aprendió que no sólo con la ciencia se ayuda sino con la calidad humana: "Fue un desafío pues, con poca ciencia, poca tecnología y pocos recursos, tratar de ayudar lo más que se pueda a gente que lo necesita tanto".

Alfonso Migoya comentó que la medicina es lo primero: “Siempre, por respeto al paciente y porque ellos son mi motivo de que me mantenga estudiando y activo todo el  tiempo”. Sin embargo, logra compaginar ambas "pasiones y vocaciones", pues ve a la Fiesta como una pasión, otra vocación que le da momentos de alegría y de convivencia con buenos amigos.

Por otra parte, Alfonso admira a dos toreros: Julián López “El Juli” y Juan José Padilla: "A Julián por su entrega y dedicación”  además que nunca se ha conformado con el éxito y es por eso que ha llegado a la cumbre. A Padilla lo admiro como torero y como ser humano, por ser un torero optimista y que pese a haber sufrido una de las cornadas más grandes en los últimos años, en la que perdió un ojo, se ha caracterizado por transmitir su felicidad y optimismo al público; demuestra que pase lo que pase, por algo pasan las cosas y siempre se puede encontrar un camino para ser feliz”. 

Debido a la prioridad de su carrera como médico, Alfonso no tiene planes de lanzarse al profesionalismo para ser novillero, pero tiene en mente seguir como aficionado práctico, en contacto con las ganaderías que lo invitan constantemente a torear y nunca dejar esta práctica, así como el ambiente, el campo bravo y toda esa “magia”, como él la denomina. Seguirá asistiendo a los festivales que lo inviten, como los que ofrece la Universidad Panamericana. “La Fiesta de los toros es un veneno y todo el que está dentro sabe que salirse, es imposible", dijo.

En cuanto a su futuro cómo médico, destacó: “Acabar la carrera es empezar en medicina”. Posteriormente desea iniciar la especialidad en Ortopedia y Trauma, pero su máximo sería tener el palco de médicos de la Plaza México, lo cual define como algo que "sería extraordinario". 


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