Una calurosa tarde cobijó al Palacio del Arte de Morelia, que registró una pobre entrada, nada acorde con el interesante del cartel presentado en el ruedo michoacano.

El caballista potosino Rodrigo Santos anduvo en su línea, siempre entregado y espectacular. Con el que abrió plaza estuvo voluntarioso con rejones y vistoso en banderillas; aquí los forcados mexicanos consiguieron la pega al segundo intento arrancando la primera ovación de la tarde. Al final Santos se retiró en silencio al callejón.

Con su segundo las cosas le rodaron mucho mejor al potosino. En banderillas lució enormidades con ejecuciones certeras y vistosas, girando en la cara del toro y a dos manos también perfecto. Lamentablemente para su causa falló con el rejón de muerte en dos ocasiones, pero le alcanzó para escuchar cerradas ovaciones al recibir dos orejas.

Por cierto, el segundo trofeo nos pareció excesivo. Antes, los Forcados Mexicanos nuevamente en la segunda oportunidad consumaron la pega ante la total entrega del público.

Rodolfo Rodríguez “El Pana”  estuvo voluntarioso ante su primer enemigo, un toro soso al que logró reponerse casi al final de su trasteo en tres sanjuaneras de bella ejecución; falló con la espada y escuchó discretas palmas.
 
La suerte le cambió con el sexto de la función taurina; tafalleras, verónicas y chicuelinas fueron su repertorio en la lidia de capa, y con la muleta de inmediato se amalgamó con su enemigo, un toro pronto y noble, franco al cite del toreo que muy a su estilo corrió largo, larguísima la mano por el derecho en una faena emotiva y llena de inspiración.

Falló con el acero pero el público le reconoció enormidades su bello, entusiasta e inspirado trasteo al dar una vuelta al ruedo con una oreja.

Alfonso Hernández “El Pali” con su primero en el tercio mortal tuvo instantes fugaces de buen torear, momentos conseguidos por el lado derecho y a base de insistir logró imantar la embestida del toro, pero la faena no tuvo la emotividad necesaria terminando todo en silencio luego de dos espadazos.

Con su segundo batalló para conseguir agradar, pero las pobres condiciones del último de la tarde marginaron la ilusión torero tapatío que sólo nos hace apuntarle detalles en su trasteo a pesar de su gran voluntad. Pinchazo, estocada y palmas.

El moreliano Pepe López se encontró con un buen ejemplar de la ganadería La Punta, al que toreó a gusto con la capa y, con la franela, corrió la mano a placer por ambos perfiles. El toro iba pronto a la invitación del torero local, que se acopló y entusiasmó al respetable ante la complicidad total de su primero, sin embargo,  y a pesar de la buena labor del torero,  creemos que el de La Punta merecía mejor suerte. Mató al segundo viaje y escuchó palmas desde el tercio.

Con su segundo, un toro que desarrolló complicaciones durante su lidia, nada pudo hacer.
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