A pesar del escaso juego del ganado la tarde de este domingo en Tlaxcala, los tres diestros han buscado el lucimiento  y salieron de a oreja por montera, pues tanto El Juli (foto) como Federico Pizarro y Joselito Adame, pudieron tocar pelo.

El atractivo cartel atrajo público de estados circunvecinos e incluso de la capital del país, que llegaron con ánimo de disfrutar una tarde de toros sintiéndose al final defraudados pues se esperaba más de ésta ganadería.
 
Mentalizado Federico Pizarro para triunfar, superó el clima de descontento al salir el cuarto para el que hubo algunos pitos por falta de trapío; cuando le daba los primeros lances, el animal clavó los pitones en la arena dando la maroma completa en cámara lenta, cargando por instantes su peso sobre el cuello lo que le afectó.
 
Fue así que el torero supo cuidar las mermadas condiciones de la res, toreando a media altura con cierto nivel de emoción, que aumentó al final cuando instrumentó bernadinas; el espadazo entero algo perpendicular requirió de un descabello, tras el que vino la petición en aumento y el juez otorgó el apéndice.
 
El saludo con el capote al que abrió plaza fue con verónicas ganado terreno y vistosa revolera casi en los medios, de ahí con chicuelinas al paso puso al burel en suerte, para que recibiera como el resto del encierro sólo un puyazo; ligó una faena con inteligencia y arte superando las complicaciones del descastado cornúpeta al que se pasó cerca por ambos lados, recogiendo al final una sonora ovación.
 
Se corrió en quinto lugar el que tuvo más presencia pero igual falta de casta, El Juli ante tal panorama realizó breve labor con pases aislados que no llevaron emoción, sin embargo el madrileño con su habitual tranquillo para matar dejó estocada ligeramente trasera que fue suficiente, apareciendo los pañuelos en demanda de la oreja que le entregaron y posteriormente regaló al tendido.
 
Con el que Julián estuvo mejor fue con el segundo de la tarde, donde nos regaló verónicas mecidas y tras la simulación del puyazo, un quite por chicuelinas dejando caer el capote obteniendo pronta respuesta de la gente. La faena tuvo temple por el sentido de las distancias y los tiempos, lamentablemente tres pinchazos y un par de descabellos redujeron todo a una ovación.
 
Joselito Adame se les había ido por delante con el corrido en tercer lugar otro astado descastado y soso; bien veroniqueó José que tras una vara ejecutó navarras con lentitud; su trasteo de muletazos templados terminó con dosantinas deletreadas que levantaron el ánimo en el tendido. Se disponía a matar recibiendo y al distraerse el burel lo pensó mejor, dejando al volapié espadazo trasero y caído, le entregaron una oreja que solicitó el respetable.
 
Cerró plaza otro burel de poco juego con el que Joselito tuvo pocas opciones de lucimiento; lo mejor fue el detalle de brindarlo al público que llenó el bonito coso tlaxcalteca, lamentablemente con la espada dejó primero un chalecazo y luego se le fue la mano abajo para dividir las opiniones.