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Ruedo: La tarifa de José Tomás

Miércoles, 13 Mar 2013    México, D.F.    Heriberto Murrieta | Opinión   
La columna de este miércoles en Récord
José Tomás no cobrará uno de los salarios más altos de la historia del toreo: aproximadamente un millón de dólares por torear una corrida en la próxima Feria de Aguascalientes. Si pretendía cobrar ese millón de billetes verdes por lidiar dos toros, ¿cuánto habrá devengado por matar seis en su encerrona de Nimes del año pasado, ideada junto con el visionario Simón Casas?

El maestro vale mucho, ese millón, quizá más. Su importancia tiene un costo. Es un torero caro, no diría que sobrevaluado. Sin embargo, la cantidad rebasa los parámetros económicos de un mercado en general y de una empresa en particular, que lo buscó desde hace tiempo y demostró su interés por contratarlo, cumpliéndole su petición de programarlo el 27 de abril con un encierro de Teófilo Gómez y San Isidro, al lado de Zotoluco y Diego Silveti. Cuando a Ricardo Sánchez le informaron la cifra, se fue de espaldas.

No me atrevería a utilizar el tema de su tarifa, aparentemente desmedida, para descalificarlo o restarle méritos. Difiero de quienes lo llaman "mito barato". Me parece una grave falta de respeto. En todo caso sería un mito caro. José Tomás no es un cuento o una figura inventada por la mercadotecnia: es la realidad, escrita con sangre, de una tauromaquia de culto, rica en valores y trascendencia.

Pero lo que sí resulta incongruente es que dentro de su pliego de peticiones, el abanderado del toreo valiente haya exigido que le pusieran enfrente al colaborador dócil en lugar de hacer lucir el millón de dólares eligiendo toros de acreditada bravura, dando un cariz más impactante a su actuación. ¿No se planteó en algún momento lidiar animales de las ganaderías de la propia empresa de Bailleres, por ejemplo, que no ha cometido el error de buscar la sacrílega domesticación de la fiera?

Y es que José Tomás con un torillo noble de entrada por salida es la paradoja más grande del toreo, la renuncia a la verdadera emoción, la contradicción del guerrero, un púgil que sólo hace "rounds de sombra", sin contrincante que lo ponga a prueba.

Por otra parte, en virtud de su innegable peso, Tomás está llamado a jugar un papel clave para contrarrestar las intenciones abolicionistas, dando el gran salto de figura a líder. Asimismo podría retribuirle a la Fiesta de México lo mucho que de ella ha recibido y además convertirse en el eje de la difusión del toreo a nivel universal pero, por lo que se ve, no se siente obligado a ello.

Evocación silenciosa

El domingo pasado se cumplieron veinte años de la muerte de ese gran artista de los ruedos que fue Fernando de los Reyes "El Callao". "San Fernando de los Reyes", lo llama su paisano El Pana. El torero tlaxcalteca falleció en la Ciudad de México el 10 de marzo de 1993. Fernando Pichardo Reyes nació en Huamantla el 4 de abril de 1929. El día de su presentación en la Plaza México le cortó las orejas y el rabo al novillo "Currito" de la ganadería de Ibarra. Eso ocurrió el 12 de junio de 1949. Entre ese año y el de 1954 actuó en 32 tardes en La México. Recibió dos alternativas, la primera en Segovia y la segunda en el desaparecido Toreo de Cuatro Caminos, escenario de varias de sus más grandes faenas.

Contra lo que pudiera presuponer su curioso apodo, el inescrutable Callao tuvo una extraordinaria elocuencia al torear. Lo hacía con desgarro, arrimando el alma al fogón del arte. Fue un torero profundo y de gran sentimiento, que dejó su tatuaje imborrable en la historia de la tauromaquia nacional, sin requerir del título de figura. Contrario a la alegría superficial y panderetera de otros diestros, su toreo de fondo estaba dirigido a los diletantes de paladar exigente.

Fuente de inspiración de otros toreros tlaxcaltecas, ya retirado todavía tuvo arte para dar y regalar durante un festival en La Florecita que me dejó marcado como aficionado. Había predisposición, quizá, por la admiración que mi padre le profesaba, pero en verdad fue como abrir los ojos a una nueva dimensión del toreo en la que se funden la entrega, el sentimiento y ese arte que llaman quintaesenciado.

Debió haber sido allá por 1979. La mañana era fría, pero el deshielo llegó con unos cuantos compases cadenciosos de este fenomenal artista que arrastraba los flecos de la muleta por la arena del pequeño y  taurino coso de Ciudad Satélite con una naturalidad cautivadora. Con la muleta por los suelos y el ánimo por los cielos.

El aficionado Roberto Gómez escribió un interesante libro sobre la vida de este enigmático diestro, pero lamentablemente la falta de apoyo económico le ha impedido publicarlo.

Segunda entrega

El próximo mes de abril en el Hotel Presidente Intercontinental de la Ciudad de México se realizará la segunda entrega de los premios Minotauro, que concede la Peña 432.

Joaquín Ordoñana y todos sus compañeros ya están preparando la ceremonia, cuya conducción compartiré, al igual que el año pasado,  con el colega Carlos Flores.

Tercera parte

El próximo lunes presentaremos en "Toros y Toreros" la última parte de la entrevista al maestro Jacobo Zabludovsky, aficionado de toda la vida.

El legendario periodista afirma que en las corridas "cada vez pasan menos cosas inesperadas" y que al toro de lidia lo han "pasteurizado". Realmente vale la pena escuchar sus conceptos y su forma tan amena de conversar.


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