Banners
Banners

El "paso al frente" de Diego González (fotos)

Sábado, 29 Dic 2012    Cali, Colombia    Rodrigo Urrego | Especial          
Dejó buenos momentos y sufrió una cornada

Tuvieron que pasar muchos días para que Diego González diera ese paso hacia adelante que muchos le venían reclamando. El tiempo se encargará de decir si ese paso lo dio aún en el momento oportuno o ya en tiempo de descuento. Pero el hecho cierto de la corrida del 29 de diciembre en Cañaveralejo, la quinta de la feria de Cali, es que fue el día en que González dio ese paso que se le reclamaba.

Lo tuvo que dar ante un sorpresivo encierro de Ernesto Gutiérrez. Sorpresivo porque fueron varias las cosas que se vieron en el ruedo y que no se le conocían a esta estirpe de toros, o como dicen en el mundo taurino, a este encaste. 

Los toros de Ernesto Gutiérrez, lidiados en Cali, respetaron con sus hechuras la categoría de la plaza de toros, pero sorprendieron con un toro listón, quiere decir que el toro tenía una mancha de pelos rojos por todo el sector donde está ubicada la espina dorsal del animal; o con ese cuarto de la tarde, bajo pero muy ofensivo por sus pitones, cuando la estirpe de este hierro siempre ha dado cornamentas más armónicas; o más aún ver un toro con una espada entera intentado saltar al callejón. Hubo cosas extrañas. 

Fue ante ese desconocido cuarto de la tarde que Diego González se vio obligado a dar ese paso. No tenía opción porque El Juli, con aquel listón que hizo segundo, había vuelto esforzarse por extender al máximo la "vida útil" del toro, o lo que es igual, extender unas embestidas muy bien intencionadas para a las que les hizo falta la dosis de casta necesaria para que no se viera, lo que se vio, que El Juli fue quien invirtió mayor capital que el toro de Ernesto Gutiérrez.

También González se vio obligado a dar ese paso porque Luis Bolívar, en el tercero, el toro que más y mejor defendió la legendaria tradición del hierro de Manizales, supuso un torbellino de emociones. Las cuales motivó desde ese saludo con el capote en el que pareció embriagarse. Hasta cinco medias verónicas ligó el torero al paso de las primeras embestidas con el capote. Lo llevó a la jurisdicción del caballo de picar recordando ese lance con el el que en Colombia se identifica a Pepe Cáceres.

Con la muleta, hubo alardes de arrojo como el primer muletazo, con la muleta recogida citó al toro y cuando este ya venía a pocos metros de su cuerpo, giró y le presentó la muleta por el otro carril, que el toro decidió cambiar de forma oportuna. Y Bolívar fue a más con un toro que se vino a menos, pese a las grandes virtudes de sus embestidas, oportunas, fijas, francas. Un toro notable que Luis estuvo a punto de indultar, pues la faena fue de largas emociones que el público quiso cobijar con el mismo premio que merecía Bolívar al toro de Ernesto Gutiérrez. Al final solo hubo vuelta al ruedo para el toro, pues el torero pinchó la obra con la espada.

Por eso, Diego González no tenía otro camino que dar la cara y dar ese paso hacia adelante. Y lo tenía que hacer en un camino muy empedrado. Porque "Flamenco", el cuarto de la tarde, se llevó al torero con sus cuernos cuando vio la primera oportunidad de hacerlo, cuando Diego empezaba a ponerle estética a las suertes con el capote, en el tercer lance. "Flamenco" se lo llevó con todo y capote y le bastó el pitón derecho para perforarle la piel al torero.

Con la carne viva y la sangre atascándose entre su pierna derecha y la tela azul marino de su taleguilla, Diego tuvo que ponerle cara a un toro que seguía con intenciones de hacer daño. Y por ese pitón derecho, por el que lo había corneado, fue que Diego empezó a plantarle cara, sin importarle que ya estaba avisado del peligro. Y lo hizo sin dudas, y superando esa sensación de que su tauromaquia es frágil.

Diego siempre fue hacia adelante, hacia el pitón más lejano, provocó la embestida con su colocación, y la alargó hasta donde se podía con la muleta. Por el lado izquierdo comenzó con buenos trazos ayudándose con la espada, pero luego sin ella, se trajo al toro en unos naturales emocionantes, que pudieron ser pocos, pero suficientes. Como las faenas antiguas. Así Diego impuso la verdad de su toreo ante un toro que no tenía condiciones para hacerlo. Esta vez Diego no tuvo que esperar a que un toro le embistiera.

El epílogo de la tarde encontró a El Juli y a Bolívar esforzados sacando del talego de sus recursos cualquiera que les permitiera irse a hombros. El Juli hasta sacó del sombrero las "lopecinas", y estuvo obsesionado por arrancar la oreja del quinto, un toro manso y aburrido. Bolívar sí consiguió el único trofeo en el sexto, con la misma fórmula de la disposición y la efectividad, que en el sexto toro llega con más facilidad. 
 

Ficha
Cali, Colombia.-  Plaza de toros Cañaveralejo. Quinta corrida de feria.Casi tres cuartos de entrada en tarde muy caluros. Seis toros de Ernesto Gutiérrez Arango, correctos y ajustados a la categoría de la plaza en su presentación, aunque muy desiguales de hechuras. Su comportamiento varió desde el complicadísimo lote del 1o. y el 4o., hasta la bravura y buena condición del 3o. 5o. y 6o.muy apagados, y el 2o. noble pero sin fondo. Pesos: 494, 458, 456, 482, 512, 514 kilos. Diego González (azul marino y oro): Silencio tras aviso y gran ovación camino a la enfermería. Julián López "El Juli" (vino de burdeos y oro): Ovación en su lote. Luis Bolívar (sangre de toro y oro): Ovación y Oreja. Incidencias: Diego González fue atendido de una cornada limpia en el muslo derecho.


Comparte la noticia