La natural elegancia de Ana Batista (fotos)
Viernes, 23 Dic 2011
Salazar, Estado de México
Juan Antonio de Labra | Enviado
La rejoneadora portuguesa ante su temporada mexicana
Dicen que la clase es algo con lo que se nace, y a la rejoneadora portuguesa Ana Batista se le nota a simple vista. La ausencia de poses, su trato amable y educado, denotan una forma de ser sencilla y sobria, alejada de esa antipática arrogancia que suelen ostentar ciertos toreros, muchos que ni siquiera son nada en este complicado medio taurino.
Y si a pie ya demuestra una elegancia natural, su atractiva figura se convierte en un monumento a la belleza cuando se monta en un caballo. El entrenamiento delante de la carretilla trasluce un toreo de escuela, en la que los pausados aires de su doma, fluyen con ritmo y armonía.
A la hora de hablar también lo hace con sinceridad, mirando a los ojos, a pesar de que hoy día vive la profunda pena de la reciente muerte de su padre, Joao Batista, acaecida hace apenas unos días. Este hecho la obligó a hacer un viaje relámpago a Portugal para estar presente en los funerales. Con un nudo en la garganta y un bosquejo de llanto en los ojos, Ana lo recuerda con inmenso cariño:
"Mi padre me puso en este mundo, el de los caballos, y ahora que ya no está físicamente, sé que su espíritu me acompañará en todo momento. Él me enseñó a tener dedicación y a ser fuerte; a tratar de ver la vida con disciplina y trabajo".
Cuando el matador Enrique Fraga le planteó la idea de venir a hacer una temporada a México, Ana se lo pensó un largo rato, pues no era fácil hacer el esfuerzo económico de traer cinco caballos del otro lado del Atlántico y plantarse en esta tierra, donde nunca antes había venido a torear una rejoneadora nacida en Portugal de manera formal.
Pero decidió probar fortuna en cosos del país, confiada en que su toreo puede gustar. Y aquí está desde hace varias semanas en su cuartel general de Salazar, a tiro de piedra de La Marquesa, ahí nada más tras lomita, bajando de la Ciudad de México rumbo a Toluca.
"Claro que venir a este país supone un riesgo, y a veces son varias las dudas que existían acerca de este proyecto. La incertidumbre de cómo me van a rodar las cosas es una de ellas; pero los toreros vivimos en constante riesgo, así que hay que apostar y luchar por nuestros sueños", afirma sin pensarlo, con la convicción de que todo va a salir bien.
Desde que llagó a México, Ana ha toreado un festival y tres corridas de toros en las que ya percibió la calidez de la afición mexicana, un hecho que la lledna de ilusión, según explica:
“La entrega de la gente me ha encantado. En Motul, una señora vino a mostrarme a su bebé de brazos; quería que lo acariciara porque quizá sentía que un gesto así le daría suerte en su vida. Y más impresionada me quedé cuando otra señora que estaba embarazada, se abrió paso entre la gente que estaba saludándome al término de otra corrida y quiso que le hiciera una caricia en su vientre”.
Inspirada en la figura de la inolvidable Conchita Cintrón, la amazona nacida en Salvaterra de Magos, una localidad de Santarem, no deja de reconocer la influencia que ha ejercido aquella gran torera de los cuarentas, que fue madrina de honor en su alternativa.
"Tengo muy presentes sus palabras el día de mi alternativa, y siempre llevo conmigo el crucifijo que me regaló. Tiempo después tuve oportunidad de brindarle una faena y la gente la obligó a bajara al final de la lidia y así dimos una vuelta al ruedo juntos. Esta es una de las vivencias más emotivas que he tenido a lo largo de mi carrera. Conchita era una reina".
Si se pudiera echar el tiempo atrás, a Ana le hubiese gustado mucho que Conchita Cintrón estuviera viviendo en México para invitarla a sus corridas para que la viera torear.
Con un bagaje de diez años de alternativa y más de 500 festejos sobre sus espaldas, la rejoneadora portuguesa ha venido con cinco caballos: "Forcado", "Fandi", "Juncal", "Obelix II" y "Manolete".
"Decidí traer estos caballos porque cada uno tiene distintas cualidades que me gustan, y con algunos de ellos, como 'Forcado' y 'Fandi' estoy muy acoplada. Son caballos seguros que me permiten hacer el toreo que siento, y espero que en México puedan sacar todo su potencial con los toros de aquí, que cuando salen buenos se prestan mucho al lucimiento".
Hasta ahora ha disfrutado dos faenas, una que hizo en Campeche a un toro de Puerta Grande y otra en Motul a uno de Pepe Garfias. En ambas faenas consiguió hacer el toreo que le gusta, en el que procura combina el toreo bueno, yendo de frente, con distintos adornos de doma de alta escuela que gustan al público.
"Las faenas suelen ser más largas aquí en México, y los caballos aprenden a templar con más despaciosidad; eso es algo que me entusiasma, y ahora comprendo porque mis compañeros que han venido a torear antes que yo, valoran tanto esta Fiesta".
Ana Batista mira hacia adelante, y se prepara a conciencia para sus próximos compromisos, siendo el del próximo domingo en Boca del Río el más cercano en el calendario. Ojalá que la Navidad le traiga una gran alegría. Se lo merece.
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