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Evocación: "Caballos de su manada"

Viernes, 23 Dic 2011    México, D.F.    Redacción | Foto: Archivo   
El Ciego durante su cita anual en el Panteón Francés
Durante muchos años, en el aniversario luctuoso de Juan Silveti, una voz se escuchó sonora, casi desgarrada, declamando al pie de su tumba, en el Panteón Francés de la Ciudad de México. Era la inconfundible voz de Jesús "El Ciego" Muñoz, bohemio de pura cepa, torero en el alma y periodista por necesidad, inolvidable personaje de nuestra Fiesta.
 
A tantos años de distancia de aquella muerte, que tuvo lugar el 10 de septiembre de 1956, y con motivo de la reciente develación del busto de el famoso "Juan sin miedo", como también se le conoció al fundador de la dinastía de los Silveti, nuestra compañera, Bernarda Muñoz, ha querido compartir estos versos  escritos por su padre; versos sentidos, cargados de sabor ranchero.

Caballos de su manada   
aquí les vengo a cantar,
su historia está relatada
nomás déjenme pasar.

¡Allá viene Juan Silveti!
cruzando ya la frontera,
montando cuaco silvestre
y en las ancas Marisela.

Año de mil ochocientos
por cierto noventa y uno
a la luz de Guanajuato
la tierra de mi cariño.

Cantaba el reloj un cuarto
y  abrió los ojos un niño,
creció aquel niño con brío
en pañales de abundancia.

El tiempo acabó su infancia
Y una mañana temprano
en los surcos del Bajío,
se despedía de su hermano.

¡Ábranse caballos moros!
que ahí les viene Juan Silveti,
el que siempre ante el toro
nunca le temió a la muerte.

¡Arranca cuaco orisbayo!
salta por aquel vallado
que a Juan se le ha soltado
la rienda de su caballo.

¡Ensillen pronto  al rodado!
que ya viene en aquel pinto,
Ayyy…caballo colorado
no te dejes del retinto.

¡Ya viene cuaco alazán!
atravesando el camino,
haciendo señas a Juan
y al caballo palomino.

¡Éntrale caballo ruano!
tú la puedes detener,
¿dónde está flor de durazno?
que la supo defender.

Sus caballos van y vienen
por veredas encontradas,
cómo relinchan sus yeguas
con las crines encrespadas.

Cuando entraba en agonía,
Que camino tan abrupto
de sus potros el más bruto,
del bozal lo sostenía.

¡Párense caballos bayos!
quieta ya yegua cebruna,
que en esta noche sin luna
silencio guardan sus gallos.

¿Dónde está el caballo moro?
Juan sin miedo, Juan Silveti
el que siempre ante el toro
te llevará de la muerte.

Rinconada de San Ana,
mi barrio de Peralvillo
donde con garbo chispeaban,
los cuacos de mi tordillo.

Triste miraba el deleite,
el mapano resoplando
Ayy… cómo llora la gente
pues Juan está acabando.

¡Palenques cierren sus puertas!
Pa´que las vuelvan abrir,
se acabaron las apuestas
acaba Juan de morir…

Cuates de la vencedora
Del rumbo de la Tlaxpana,
como recuerdan a Juan
tapado con una ruana.

Fue derecho en la baraja
también montaba caballos,
dándoles media navaja
así jugaba a los gallos.

Su valor sin paralelo
su mexicanismo igual,
pues también montaba a pelo
con orgullo nacional.

Era su mayor anhelo
ver ya grande a su chiquillo,
domando un penco canelo
o jineteando un rocillo.

Su corazón tan humano
en el pobre se veía,
al saludar ¡quiubu mano!
le daba lo que traía.

No cantes gallo cenizo
ni quieras cacaraquear,
el cielo está muy plomizo
a Juan van a sepultar.

En su honda sepultura
alguna cosa faltó,
la espada con que mató
aquellos toros de Miura.

El eco de sus rodajas
tintinean ya por el cielo
se mellaron sus navajas,
y hay arciones por el suelo.

Se llevó las chaparreras
que las piernas le cubrían,
y también las calaveras
que su sombrero lucían.

¡No llore ya esta criatura!
que su padre le ha legado
el sombrero galoneado
las espuelas, el valor y la montura.

¡Cómo llora Guanajuato
la muerte de este valiente,
Y también los de Uriangato
Cuando van a Aguascalientes!

Por tu valor y tu hombría
siempre fuiste el primero,
bendita la tierra mía
que dio tan bravo torero.

Cual relincha en la manada
de aquella loma bonita,
es su yegua la melada
que rayaba en Santanita.

Por admiración a su historia
no meto aquí sus quereres
en la vida del torero
bendita sean las mujeres.

Desbocados sus caballos
relinchando remontaron,
silencio guardan sus gallos
los palenques se cerraron.

Si alguna cosa faltó,
En este acontecimiento,
es que la cerca saltó
Y no estaba en este momento.

Por respeto a su memoria y en
Homenaje postrero,
Que Dios te tenga en la Gloria
Por MEXICANO Y TORERO.


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