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Ruedo: ¡Récord en la tarde histórica!

Miércoles, 29 Jun 2011    México, D.F.    Heriberto Murrieta | Récord   
La columna de este miércoles

El sábado 23 de julio en Valencia regresará a los ruedos José Tomás, después de 15 meses de alejamiento obligado por la grave cornada que sufrió en Aguascalientes en abril del año pasado. Ahí estaremos, realizando la cobertura para Récord de este acontecimiento histórico en el mundo de los toros.

"El Príncipe de Galapagar" alternará con Juan Mora y el jalisciense Arturo Saldívar, cuya presencia en el cartel representa un atractivo especial para el público mexicano. Los toros a lidiarse llevarán la divisa verde y blanco de la ganadería salmantina de El Pilar.

Además, toda la afición mexicana podrá seguir en directo todo cuanto ocurra durante el festejo. Dentro de unos días les diremos cómo.  

La memoria no es flaca

Alfonso Hernández "El Algabeño", uno de esos toreros que se pintan solos para cantar y declamar, está por publicar un libro sobre su vida.

Este es el prólogo que le escribimos:

"¿Cómo no recordar a Alfonso Hernández “El Algabeño”? Flaco, huesudo, la figura espiritada, ajado el rostro y con un par.

"Recuerdo la cicatriz que le cruzaba la cara, marca dejada por un novillo castaño de San Marcos en una de las últimas funciones celebradas en el antiguo Progreso de Guadalajara. 

"Los nombres, los olores, las noticias, las vivencias de aquellos años setenta me resultan entrañables porque los asocio automáticamente con una infancia feliz y con la presencia de mi padre. Y es que en el último tramo de esa década asistí al debut de Alfonso en la Plaza México. La fecha, el domingo 30 de julio de 1978, ocho días antes de la irrupción de “Pancho Vainilla’, como llama con gracejo a su contemporáneo Rodolfo Rodríguez "El Pana". Nunca entendí por qué lo de 'Algabeño', tan andaluz, debiendo ser "Agaveño", tan jalisciense. Pero el 'daño' estaba hecho.

"Leo con fruición los relatos fluidos y humanos de Alfonso sobre sus vivencias, así como sus chispeantes anécdotas y andanzas, y me sumerjo en el romanticismo del espectáculo que amamos. En la forja del toreo. En las brechas y las carreteras. En la legua y en la lengua de los maletillas. En las plazas de trancas. En el hambre (El Algabeño confiesa en estas páginas que tuvo que robar para comer). En la descarnada realidad de una Fiesta que en los pueblos oscila entre lo grotesco y lo sublime. En el terno palmado. En el frío, pero también en 'el sol de la vida torera que a mi capote alumbró?'. En los apodos pintorescos de sus contlapaches: 'El Píldora', 'El Sombras', 'El Cochambres', 'El Copetín'…

Esta es una historia agridulce de dignidad en la que habita el espíritu de 'Más cornadas da el hambre'; es un tributo a la grandeza de un oficio, un monumento al sacrificio".

Cambiadero

A veces, en Madrid es prácticamente imposible que un torero se mentalice para lidiar toros de determinada ganadería, porque a la mera hora aparecen de otra.

Conforme pasaban los días previos a la reaparición de Joselito Adame el domingo pasado en Las Ventas, lo llegaron a anunciar con hasta tres ganaderías diferentes. Y todo para que finalmente no lidiara ningún toro de la vacada titular.

Terminó enfrentando uno de Domínguez Camacho, que lo hirió al intentar ejecutar una capetillina, y otro de El Sierro, un inválido que tenía que haber sido cambiado por la autoridad. Una auténtica pesadilla, de la que únicamente podemos rescatar la disposición del hidrocálido, de cara a una posible nueva fecha en el coso de la calle de Alcalá.


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