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Ruedo: Nuevos parámetros

Miércoles, 15 Dic 2010    México, D.F.    Heriberto Murrieta | Récord   
La columna de este miércoles

Sebastián Castella se encontró con una disyuntiva el domingo pasado en la Plaza México: tirarse a matar en busca de conquistar el rabo de "Guadalupano" o promover el indulto del extraordinario toro de la ganadería de Teófilo Gómez.

Finalmente, el francés dejó un cabo suelto, el de la estocada, y fue testigo y causante, a través de su forma de cuajarlo, del perdón de la vida de un animal de gran prontitud, calidad en la embestida, transmisión, recorrido y duración, que sin embargo no había recargado en la suerte de varas. No es nuevo que se indulten toros en función de la nobleza como su atributo principal, pero ¿puede afirmarse que un toro que toma ochenta pases no tiene un fondo de bravura?

Por lo demás, debemos decir que Castella entendió perfectamente las condiciones de un colaborador que le extendió un formidable contrato de sociedad. El galo, que según nos decía, anhela torear la corrida del 65 aniversario del coso, realizó una faena cinco estrellas donde hubo derechazos y naturales de cintura rota y templadísimo trazo, amén de los adornos que dieron una cubierta artística a su desempeño. 

Y las coincidencias: así como el toro predestinado a volar se llamaba "Pajarito", el del perdón fue bautizado como "Guadalupano" en pleno 12 de diciembre. 

Datos

Nuestro amigo Rodolfo Díaz nos dice que de los 26 toros que han sido indultados en la historia de la Plaza México, solo tres tuvieron 500 kilos o más (el de Teófilo Gómez pesaba exactamente media tonelada). También anota que la ganadería con más toros indultados en el coso metropolitano es la de Manolo Martínez, con tres, y que el torero con más reses indultadas en La México es Jorge Gutiérrez, también con tres. Tanto Rodolfo como Alfredo Flórez nos recuerdan que éste es el segundo toro de nombre "Guadalupano" que resulta indultado en nuestra plaza mayor. Raúl García había indultado a un ejemplar de Las Huertas de ese mismo nombre el 19 de marzo de 1967.

Tristeza

Ayer murió don Rafael Guillén, dueño de "El Taquito", el restaurante más taurino de México y el más antiguo sin cambiar de nombre en la historia de la Ciudad de México. Cariñoso, afable y hospitalario, don Rafa recibía a los comensales con una sonrisa y los invitaba a degustar las maravillas de la gastronomía típica mexicana. Enviamos a su familia nuestro más sentido pésame.

Inspirador 

Rodolfo Rodríguez "El Pana" debió ser operado ayer martes de sus males hepáticos en un hospital de esta urbe. A propósito de Rodolfo, Xavier González Fisher nos hizo llegar un soberbio artículo de Francisco Callejo en el que éste plasma con gran calidad literaria lo que el personaje tlaxcalteca le hizo sentir durante la inolvidable corrida del 7 de enero de hace casi cuatro años en la Plaza México.

Callejo, que califica a El Pana como "un artista con alergia a lo menestral y lo pautado", le receta unas frases de antología: "Condenado a amasar el pan de cada día allende esa primera hora en que el mundo está aún por estrenar, se despojó de inercias y fatalidad partiendo a rescatar el tesoro de Moctezuma. Conoció ruina y presidio, despojo y fracaso, pero volvió con esa herrumbre –en el decir de Darío– de lo desconocido en los ojos. Sin más aval que la ausencia de avales, se acodó en su nopal a la espera del momento en que reinventar la alegría. Y se hizo torero. Se revistió de sepia y entronizó la majestuosa calavera de su desventura en el rizado tacto de una montera marchita.
Asistió a su epifanía envuelto en el misterioso aura de un humo genesíaco y meridional. Invocó a Lorenzo Garza y a Silverio, y trenzó una personalidad con retales de grandeza gastada (…) Limpió los corrales de la Plaza México de todo ganado excesivo y expósito. Pechó con reses ávidas de tragedia y ayunas de combatividad (…) Cuajó a aquel toro mesiánico con la ebria autenticidad de un concepto asmático, devaluado y pertinaz". Ahí queda eso.


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