Sánchez de Icaza: El arte de reinventarse
Martes, 14 Dic 2010
México, D.F.
Leonardo Páez I Especial
Rafael presentó su nueva exposición
El verdadero arte, aquel que perturba y desconforma, suele echar por tierra toda teoría racionalizadora al tiempo que refleja, con mayor o menor intensidad, el espíritu o aliento interior de quien lo crea.
En la refrescante exposición "Reinventario", que del 11 al 19 de diciembre se presenta en la Torre del Reloj, en las calles de Emilio Castelar y Edgar Allan Poe, en Polanco, de las 10:00 a las 20:00 horas, el autor apuesta por un original acercamiento a la estética precolombina, muy lejos del copismo y muy cerca de una personalísima imaginería; o de motivos espontáneamente mexicanizados por su pincel y colorido, como la innovadora visión del Valle de México en su deliciosa Ciudad chinampa.
La profunda musicalidad de Rafael, compositor de letras y melodías desde adolescente, le permite asimismo acometer la hazaña de pintar música, de plasmarla en el lienzo luego de escucharla para graficar los compases e incluso el género. Tales los casos del sorprendente cuadro Jazz mexicano, donde blues y glifos, simbologías e instrumentos, “suenan” en insospechada armonía. O un maravilloso Cielo Andaluz, cortado por una delicada y contundente serpentina policromada que “sonoriza” el enrojecido paseíllo, o Autorretrato con Carmen, donde la colorida voz del cantaor y sus ondeantes quejíos llegan en forma de ave hasta el duende de la bailaora y su fantasioso, revelador vestuario.
Hay en este pintor una actitud que desborda lo meramente artístico para alcanzar lo difícilmente humano, con una revisión alerta de su entorno y de sí mismo. Oficio, disciplina e interioridad como soportes de su inspiración reparadora, no sólo en el sentido de arreglar, sino de recuperar fuerzas, de mirar reflexivamente, de reconstruir lo en apariencia destruido, en medio de una realidad tan degradada como esperanzadora.
Desde su afortunada incursión en diversas variantes del expresionismo, hasta el actual planteamiento estético de su obra, que Sánchez de Icaza ha bautizado como “surrealismo geométrico”, para de alguna manera definir su proceso de introspección y evolución a partir de una rigurosa revisión del trabajo previo, este artista registra y reitera en cada trazo los múltiples tonos, ritmos y señales de su espíritu creador, en un renacimiento laborioso y deliberado.
Sánchez de Icaza señala que dicho surrealismo geométrico surge como resultado de una introspección, revisión y estudio de su trabajo interior y anterior. “He sentido la necesidad –agrega- de reinventarme y pintar distinto, para lo cual recurrí al inventario de lo que soy y he sido. La obra que hoy presento es entonces mi reinventario pictórico”.
De ahí la diversidad técnica y temática de Rafael, que rebasa las falsas disyuntivas entre lo universal y lo local y a prudente distancia de globalizaciones tan precipitadas como contraproducentes. A partir de una clara ideología que privilegia las propias raíces sobre las modas impuestas de fuera, este pintor nos ofrece una nueva interpretación, tan libre como amorosa e imaginativa, de las culturas, creencias e identidades que conforman el múltiple escenario de su país y de su espíritu mejor.
Regálese pues la oportunidad de disfrutar de tan magnífica muestra, cuyas propuestas taurinas son verdaderamente de lujo. Es otra manera de reencontrarse con expresiones mexicanas que nadie podrá secuestrar.
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