El día de ayer en la ciudad de Querétaro, falleció a los 81 años de edad el sacerdote José Morales Flores, queretano distinguido, mejor persona y figura insustituible de la fiesta de los toros en Querétaro que ha dejado una labor digna de admiración.
Nació en la ciudad de San Juan del Río, Querétaro en Mayo de 1929, y desde niño gustó de jugar al toro, afición que llevó al Seminario Conciliar de Querétaro, al que ingresó a la edad de 11 años, llegando tiempo después a ordenarse sacerdote o, como él mismo relataba, "a tomar la alternativa", en noviembre de 1954.
Adicional a las actividades que desempeña dentro de la Iglesia, se convierte en profesor de Filosofía en la Preparatoria de la Universidad Autónoma de Querétaro, de Ética Profesional en la Facultad de Ingeniería y otras tantas materias en la Escuela de Psicología, mientras que dentro de su ministerio es designado Párroco de Santa Ana, parroquia que fue su casa durante décadas y que da nombre al barrio más taurino de la ciudad de Querétaro.
Desde su inauguración en 1963, el Padre Morales fue Capellán de la Plaza de Toros Santa María de Querétaro, y junto a otros sacerdotes impulsó el "Apostolado del Ruedo", llevando su labor pastoral a las plazas de toros de todo el país e incluso del extranjero. Dentro de sus actividades estaba la realización de Convenciones de Capellanes, que por supuesto concluían con todos ellos toreando. Ésta Pastoral llegó a convertirse en la "Pastoral Católica del Tiempo Libre", incluyendo a capellanes de estadios de fútbol y recibiendo incluso el apoyo de los Obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Con una afición admirable por la Fiesta de los Toros el Padre Morales fundó, junto a otros aficionados, el Centro Taurino Queretano, le dotó de una sede en un anexo a la Parroquia de Santa Ana y fue nombrado Presidente Vitalicio y Benefactor de esta asociación civil.
Colaboró en el nacimiento de la Procesión del Silencio en Querétaro, donde cada año la cofradía asiste con imágenes alusivas a la Semana Santa adornadas con motivos taurinos, e incluso llegó a organizar durante varios años una Pamplonada en el Barrio de Santa Ana dentro de las fiestas de su Patrona, tradición que por motivos antitaurinos se vio truncada hace poco tiempo.
Comunicador nato, adicional a sus colaboraciones relacionadas con la labor pastoral en diversos medios de comunicación, publicó un libro de poemas taurinos en 2001, fue cronista taurino en radio y televisión y mantuvo durante más de dos décadas un espacio radiofónico diario de información taurina, “A los Toros”, cuyo nombre fue después generosamente cedido a un espacio semanal que dirigimos Juan Antonio de Labra y un servidor desde 2005 hasta 2009 en la radio gubernamental de Querétaro.
Su figura imprescindible en las capillas de las plazas de toros Santa María y Juriquilla, contribuyó a tranquilizar espiritualmente a las máximas figuras, toreros modestos y sus cuadrillas que han hecho el paseíllo en ruedos queretanos durante más de 4 décadas, obsequiándoles una pequeña estampa con la “Oración del Torero” (de su autoría) y dándoles un fósforo para encender una pequeña veladora frente al altar, momentos antes de ese rezo tan profundo que musitan antes de salir al ruedo.
Ejemplo de afición y con una personalidad que transmitía su bondad, se extrañará su siempre afectuoso saludo al hacer la parada obligatoria en la capilla de las plazas de toros queretanas antes de iniciar la corrida, o en las sesiones del Centro Taurino Queretano.
Como si de una gran figura del toreo se tratase, esta noche su parroquia de Santa Ana se abarrotó y colgó el "no hay billetes", dejando la gente afuera.
Descanse en paz José Morales Flores. A buen seguro, estará ahora departiendo con un sinfín de toreros y aficionados que tuvieron el privilegio de conocerle en una plaza de toros.