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"La Maestranza impone respeto": Angelino

Domingo, 13 Jun 2010    Sevilla, España    Fernando Barrera | Enviado   
A las puertas del Hotel Colón, del que saldrá vestido de luces

Nuestro corresponsal en Guadalajara, Fernando Barrera, aprovecha su estancia en Sevilla para convivir con Angelino de Arriaga horas antes de que se presente en la Maestranza de Sevilla, y en el siguiente texto nos refiere el sentir del mexicano antes de torear la novillada más importante de su carrera:

Sevilla amaneció nublado, bochornoso, sin la claridad del cielo andaluz, eso no le preocupa a Angelino de Arriaga. Es el día de su debut en la Real Maestranza de Caballería, una fecha significativa para cualquiera que sueña con ser torero.

"Es un día de mucha ilusión, Sevilla es una plaza importante que impone respeto por su gente, por el toro, por la seriedad con la que se hacen las cosas, por eso es que esta tarde hay que disfurtarla".

Almuerza en el legendario Bar Piletas, rodeado de su cuadrilla y José Luis, su hermano. No tiene mucha hambre, pues tan sólo consume una ensalada fresca, algo de carne con patatas fritas. Mantiene la mirada perdida en un profundo pensamiento.

"No me gusta encerrarme en el hotel, siento que me pongo nervioso, prefiero estar con los amigos, con la cuadrilla, finalmente es como una familia lejos de casa".

"He hablado con mi padre; he tenido mucha comunicación con él. Me dice que no afloje el paso, que le eche muchas ganas a lo que hago porque no ha sido fácil. Mi madre la pasa mal, pero también está contenta con mi carrera".

Sabe que el cartel de esta tarde no es cualquier cosa, alternará con Alejandro Esplá, quien se despide de novillero y El Nico, con un encierro de Fidel San Román.

"Las cosas en España no han sido sencillas, una cornada muy dura en Navalmorales me dejó en el dique seco más de cinco meses, y me costó trabajo retomar el sitio y el paso que tenía, pero finalmente se ha logrado; no sé si será un premio al esfuerzo, pero sí será una tarde que marque mi camapaña española esta de Sevilla".

Añora el terruño, quizá no lo externa, pero es evidente al ponerle bastante salsa Tabasco a su carne; habla poco, menos aún de la lejanía de la que lleva cerca de tres años.

"Hay planes de ir a México en invierno, pero nada está seguro. Primero esta la tarde de hoy en Sevilla, después Madrid, en el mes de julio. Y luego, ya se verá".

Sale del bar acompañado de su cuadrilla, cada quién camina a su aire. Angelino va despacio, contemplando de las pocas callejuelas que separan el bar del Hotel Colón, el de los toreros, ahí donde se rumián tantos miedos la víspera de una corrida; ahí donde se celebran los triunfos y el taurineo bulle, sobre todo en la Feria de Abril.

"Vaya que es bonita Sevilla, viví aquí por diez meses y entiendo lo que es estar a unas horas de partir plaza en La Maestranza, hay nervios, es normal, pero más es lo que se disfruta".

Acaba la caminata, una siesta, algo obligatorio para los hispanos; luego, a enfundarse en un terno palo de rosa y oro. "Habrá suerte, sé que la habrá". Y con estas palabras lo dejasmo para que descanse.


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