Zizinho, el padre del futbolista Jonathan Dos Santos, hizo un berrinche al enterarse que su hijo había sido cortado de la Selección Nacional, y en ridículo desplante anunció la renuncia de su polluelo al equipo que actualmente dirige Javier Aguirre y que la próxima semana arrancará, bajo un panorama poco promisorio, su participación en el Mundial de Sudáfrica.
Zizinho no paraba de escupir barbaridades. Que si el técnico no tuvo pantalones para hablar con él, que si la decisión de Aguirre fue criminal… "Vamos a buscar otro equipo", agregó, como si cambiar de camiseta fuera como cambiar de calzones, declaración que confirma que en estos tiempos algunos jugadores eligen a qué país representar más por conveniencia que por convicción. Sobre aviso no hay engaño; todo el plantel sabía que uno iba a salir, y Dos Santos ni siquiera era titular.
Nadie que tenga un mínimo de sentido humano puede sentirse ajeno a la tristeza que sintió la familia de Jonathan cuando supo del tijeretazo, pero había que tomar la noticia con mayor madurez, mucho pedir para el desubicado padre del jugador, quien también se desgarró las vestiduras porque no podrá hacerse realidad el sueño de sus hijos de jugar juntos una Copa del Mundo.
Horas más tarde nos enteramos que en la ciudad de León, el mismísimo Julio César Chávez subió a las gradas de un centro de espectáculos para golpear a los espectadores que no habían estado de acuerdo con la victoria por decisión dividida de su hijo Omar sobre Rodrigo Juárez. En el video que circula en Internet se ve a Chávez golpeando a un hombre que intentaba calmarlo y también se aprecia su salida tempestuosa de la improvisada arena entre diez agentes de seguridad.
¿Qué tienen que hacer Zizinho y Julio César Chávez en una columna taurina? Pues que nos recuerdan a tantos padres sobre protectores que han existido en el ambiente de los toros. Qué daño hacen algunos papás metiches que no dejan desarrollarse libremente a sus hijos, se meten en sus carreras, los apoderan, los sobrevaloran, los acaban entorpeciendo y se enfurecen cuando se les critica en la prensa escrita o hablada.
Claro que las aportaciones de los padres son muy valiosas para sus vástagos, más cuando aquéllos también han sido toreros, pero lo ideal es la sana distancia, la presencia callada, el consejo oportuno. ¡La elegancia, en una sola palabra!
Sucumbir
También en España hay ganaderías comerciales. Javier Pérez Tabernero regresó la semana pasada a Las Ventas todavía con toros del encaste Atanasio Fernández, antes de sustituirlo por el de Domecq. Fue su penúltimo encierro con la procedencia actual. Un cibernauta que se autonombra Cerro Cuervo escribió un comentario sin desperdicio para la reflexión que vale la pena reproducir: "¡Qué pena ganadero! Yo siempre he admirado a los románticos en cualquier faceta de la vida, a esa gente con personalidad que cree en su forma de hacer y vivir aunque lo haga contra corriente, ignorando las modas. Sustituir el encaste Atanasio por Domecq es simplemente sucumbir al comercio, lo cual no está mal, pero si de vender se trata, mejor criar ganado de carne. Ya queda menos para que desaparezcan del ruedo todos los encastes, menos el de moda claro, lo malo es que las modas pasan". ¡Lo difícil, digo yo, es no cambiar nunca la bandera!
Preparación
El matador José Mauricio viajará este viernes a España donde permanecerá durante un mes. Participará en tentaderos en distintas ganaderías de Salamanca y comprará varios trajes de torear. Recientemente en la Feria de Aguascalientes, Mauricio brindó una excelente muestra de valor sereno y gusto interpretativo con un buen toro de la ganadería de Corlomé.