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Viñeta: El patrón oro

Martes, 12 Ago 2025    Cali, Col.    Jorge Arturo Díaz Reyes | Cronicatoro   
"...Pues el toro (deidad del culto) ha pasado de ser medida..."
Por la vía del espectáculo, el mercadeo y la globalización monoculturizante, la devoción al prehistórico arte del toreo tiende a cambiar su imprecisa subjetividad por el formateo de un sistema impreciso. Una contraída urgencia de tasación a visiones, modos, artificios quiere asimilarlo cada vez más al art market, el word sport o el stock exchange. Cotejar, jerarquizar, cotizar, comercializar todo.  
 
Las corridas de "la oportunidad", los fallos de los jurados en los premios feriales. Los de los palcos presidenciales en la concesión de trofeos cada día. Los titulares. Las crónicas. Las claques. La propaganda. La clasificación en grupos especiales, comunes y subcomunes. Los escalafones. Las tablas… traducen dinero, dinero, dinero...
 
¿Y cuál es el metro, el índice bursátil del formato? ¿El toro más toro? ¿La veracidad? ¿El carisma? ¿La monería? ¿La creatividad? ¿La emoción? ¿El impacto mediático? ¿La taquilla? ¿O todas las anteriores? Obviamente hoy, no todas las anteriores. Pues el toro (deidad del culto) ha pasado de ser medida de todas las cosas, a reo de todas las cosas… excepto cuando "se deja".
 
De tal manera que como en otras dimensiones ajenas, en la Fiesta, el "este es mejor que este", "vale más que este", y "se vende más que este", es resultado cada vez menos de lo esencial. Se devalúa el patrón oro. Se infla el significado para un gusto industrializado.
 
Gusto impuesto que cunde por las tertulias, ahora “chats”, uniformando las pasiones, las filias y las fobias. El prototipo es el mejor del mundo, del universo, de la historia… los demás son los de menos.
 
Bueno, pero hablamos de arte, ¿cierto? Acaso ¿Caravaggio es mejor que Vangogh, Beethoven o Mozart; Shakespeare que Sófocles; Belmonte que Joselito? O han sido incomparables, intérpretes de realidades diversas. Cada ser es un mundo, empezando por el toro.
 
La corrida es arte ritual, y el torero su oficiante. Mientras el oficio mantenga los cánones éticos y litúrgicos, que son el soporte, la estética es aleatoria. Todas caben y cada feligrés con la suya. La individualidad, el estilo y el aspecto del cura no invalidan la misa.


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