Banners
Banners

"México está en mi corazón": Manuel Perera

Martes, 05 Ago 2025    CDMX    Redacción | Foto: Archivo   
Y se encuentra listo para torear mañana en la Feria de Atoyatempan
El matador extremeño Manuel Perera, actuará mañana en la corrida de Feria de Atoyatempan, Puebla, en lo que será su reaparición en ruedos nacionales, con la ilusión de entrar en el gusto de la afición y así poderse presentar en más cosos del interior del país.

En el festejo, Perera alternará mano a mano con José Mari Macías, ente un encierro de la ganadería de Pie de Casas.

Nacido en Villanueva del Fresno, provincia de Badajoz, España, el 7 de agosto de 2001, Perera fue líder del escalafón novilleril tras debutar con picadores el 6 de marzo de 2020 en Olivenza. En esta etapa, llegó a actuar en festivales o corridas mixtas al lado de Morante de la Puebla y El Juli, por lo que su nombre alcanzó relevancia.

Apoderado en aquel momento por Juan José Padilla, el novillero pacense fue alumno también del CART en México. El 18 de mayo de 2021, en la plaza de Vistalegre, un novillo del El Freixo le infirió una grave cornada en el vientre al entrar a matar.

Tomó la alternativa en la Feria de Abril en Sevilla, en 2022, siendo su padrino El Juli y de testigo Morante de la Puebla.

"La primera vez que estuve aquí en México fue para el CART y me despedí de novillero en la Plaza México. Este país se me ha quedado clavado en el corazón, por su gente y sus costumbres y ya tenía muchas ganas de regresar. Las únicas veces que he toreado aquí han sido como novillero en Juriquilla, la México y Puebla y como matador en el sureste. Me siento feliz y me siento torero de estar aquí nuevamente".

Para su actuación de este miércoles en Ayotempan, Perera ha estado haciendo campo en ganaderías de Tlaxcala, Jalisco y Zacatecas. "Me siento bien, la embestida del animal mexicano me gusta mucho y yo creo que puedo encajar con la afición mexicana", agregó Perera.

El diestro no ha estado ajeno a los percances y cornadas, pero hay dos que lo han marcado pese a su juventud: un accidente automovilístico en el que estuvo en "coma inducido" y la cornada en el abdomen, en Madrid.
 
"La cornada fue un percance difícil, duro y bastante complicado, pero cuando uno tiene vocación y amor a la profesión y al toro es más fácil de poder llevar. Sí es complicado reponerse, fue entrando a matar y es lo más complicado de superar. Es el momento decisivo cuando le pierdes la cara al toro y fácil que vengan los fantasmas de la cornada en ese momento. Yo aún sigo casi todas las veces, por no decir todas las veces, que cojo la espada acordándome de ese momento, pero tenemos que tener la capacidad en la mente de borrarlo y tirarse a matar por derecho como mandan los cánones. Al final todo está en la mente, el cuerpo está preparado para sobreponerse a las cicatrices y a las heridas físicas,  pero las heridas de la mente son las más complicadas, pero es tu vida. Cuando empiezas en esto asumes que el toro te puede quitar la vida y es el peaje que tenemos que pagar para hacer y poder sentir lo que nos da el toro".

Perera ha tenido que pagar también lo que sucede a todos los recién alternativados: caer en el parón de la transición de novillero a matador.

"No es fácil volver a abrirse camino. Lo que uno quiere es torear y estar en las ferias en los carteles más importantes. Dios hace las cosas por algo y en este caso mío, personal, yo agradezco este parón. Para estar en lo más alto, en la cúspide del toreo, uno tiene que aportar algo distinto, diferente, esto está sirviendo para hacerme y convencerme de quién soy, de lo que soy y lo que quiero expresar como torero y cuando ya esté convencido de todo eso, dar el salto a empresas mayores. Como decía el maestro Curro Romero, "es más difícil comer despacio, cuando tienes hambre". Me lo estoy  tomando con esa filosofía y América me está ayudando mucho. Perú y México me están ayudando a dar ese paso, convencerme de lo que soy: Ojalá pronto pueda conseguir lo que quiero, estar en lo más alto del toreo".

Por ahora, Manuel Perera va por la libre, no tiene un apoderado que le ayude en sus gestiones y todo lo tiene que hacer él mismo. Desde buscarse las oportunidades con los empresarios, hasta de reclamar sus pagos.

En lo que va del año, en Perú ha actuado en 25 tardes, y tras su corrida en Ayotempan volverá al país andino, donde le esperan otras 15 o 20 corridas, sorteando, además del peligro de los animales, el peligro del toro de la carretera.

"Recientemente, toree seis días seguidos y para llegar de un pueblo a otro hacía hasta 15 horas de trayecto, subido en la combi. Perú es duro, pero también es un refugio para los matadores que tenemos pocas oportunidades para hacernos, para vivir del toro y para torear, que al final es lo que queremos. Pero sí es verdad que el hacer temporada ahí, el ser capaz de aguantar, ya no delante del toro, sino a la idiosincrasia de la tauromaquia de ahí, los viajes, todo eso es complicado y cuesta hacerse. He tenido la suerte de poder acostumbrarme rápido y estoy muy agradecido a las oportunidades que nos están dando".

Por último, agradeció también a las oportunidades que está recibiendo de México.

"Al final todo esto uno lo hace con el objetivo de que en algún momento la gente se ilusione de verdad conmigo. Si uno no tuviera un sueño, esto de coger el teléfono para pelearte y sentirte a la deriva no es fácil. Que día tras día te digan que no, que la gente no te escuche, no es fácil de llevar, pero me siento contento de volver a México, que la gente me vea que he avanzado, que he evolucionado y con ganas de abrirme camino también al igual que lo estoy haciendo en Perú, hacerlo también en México", finalizó.


Comparte la noticia