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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 10 Ago 2023    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...la Fiesta se encuentra en un inminente peligro de extinción..."
La cancelación de la segunda corrida de aniversario de Cadereyta, encendió otra vez las alarmas a lo largo de un año en que un puñado de festejos se han tenido que suspender por falta de asistencia de público, no obstante que varias empresas nuevas han pretendido reactivar determinadas plazas de toros o cortijos, en un encomiable esfuerzo que quizá no ha sido enfocado de la manera correcta.

El empresario de la plaza de Cadereyta afirma haber perdido una cifra muy elevada que, de haber sido invertida de otra manera, tal vez hubiese arrojado mejores dividendos a mediano plazo. Y si su afán era promover la Fiesta, el camino no hubiese sido dar toros por darlos, sino establecer una estrategia de trabajo adecuada para que la inversión tuviera una recompensa relevante, y no únicamente basada en un plano económico.

Hoy día el espectáculo taurino lucha contra muchos factores externos, pero también contra muchos internos. Por principio de cuentas, existe una enorme diversidad de ocio, más amplía si cabe en las ciudades más pobladas, y a eso habría que añadir la reducción de la popularidad de los toros entre los jóvenes, un asunto más que evidente en las sociedades urbanitas de nuestros días.

La consolidación de un ídolo taurino juvenil representaría un aliciente para las nuevas generaciones de aficionados, pero no sería una solución mágica para terminar con los problemas que atañen a la Fiesta. Y aunque en este momento hay toreros de nuevo cuño que valen mucho la pena promover, ya que tienen una importante proyección, nadie los conoce fuera del ámbito taurino.

Encargar la realización de un estudio sociológico serviría para explicar cómo se ha modificado la actitud de la sociedad actual con respecto del ocio, e implementar, como ya apuntaba Antonio Casanueva en su interesante artículo, una estrategia de mercadotecnia que revitalice a la Fiesta Brava.

Porque nadie negará que el espectáculo taurino se sigue comunicando únicamente de puertas adentro, y su imagen cada vez pierde mayor terreno mediático. Este problema no es nuevo, pues viene de tiempo atrás y se agudizó cuando los medios generalistas redujeron sus espacios dedicados a los toros por diferentes razones. Asimismo, las grandes marcas dejaron de anunciarse en los toros cuando comenzó a aumentar la controversia alrededor de una moralidad malentendida, y sus valores se fueron quedando a la sombra, amenazados por una maquinaria mediática adversa.

Sólo a partir del surgimiento de un auténtico liderazgo taurino, con un programa de trabajo acorde a los tiempos que corren, podría prolongarse la vida de un espectáculo que se encuentra en un inminente peligro de extinción. Y aquí no se trata de ser pesimistas... sino realistas y actuar en consecuencia, antes de que esta circunstancia no tenga ningún remedio posible.


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