Dos semanas después de la impresionante cornada que recibió muy cerca del ojo izquierdo, con fractura de los huesos de la nariz y el etmoides, en el interior del cráneo, Octavio García "El Payo" regresará hoy a los ruedos en la corrida programada en el Palacio del Arte de Morelia.
De milagro, esa tarde del pasado 11 de febrero en León, Guanajuato, al entrar a matar al primer toro de su lote de la ganadería de Julián Hamdan, el encontronazo o la cornada, no hizo un daño mayor en el ojo, aunque sí le dejó una etapa de visión borrosa que desapareció hasta hace un par de días.
"A lo largo de mi vida de torero, siempre he intentado ponerme delante del toro cuanto antes después de un cornada, para quitarme los miedos. Cada momento es diferente, no tiene por qué repetirse ni mucho menos y yo así lo asimilo. Pero, ciertamente, prefiero torear lo más pronto posible, si estoy en condiciones, y darle la vuelta al página", afirmó anoche Octavio García al salir de su ganadería, donde realizó un tentadero a manera de preparación, en el que no tuvo molestias.
De esta manera, sin perder fechas en su agenda, el queretano hará el paseíllo al lado de Joselito Adame, Diego Silveti y Luis David, ante ejemplares de Bernaldo de Quirós, en la corrida benéfica de la asociación civil Ángeles Taurinos.
"Es un cartel muy bueno, estoy muy ilusionado porque hay muy buen ambiente según me dicen y eso para nosotros como toreros, es muy importante, sentir el calor de la gente cuando ves una plaza con ambiente y con gente, se siente un calor bonito", agregó.
Al hablar del percance, el diestro revela que fue algo tan rápido que ni se dio cuenta.
"En un principio creí que me había pegado con una banderilla. Sentí el golpe al instante y sobre todo que me noqueó, pero cuando llegué a la enfermería no sabía que había sido con el pitón. Pensé que había sido con la espada o la banderilla".
Agregó que en su carrera ha sufrido varias cornadas, las que calificó como "momentos que nunca desea, pero que asume porque así es su profesión de torero".
Dijo que, aunque quería salir al ruedo a matar a su segundo toro, el médico se lo impidió luego de que les mostró la fotografía en la que se observaba la peligrosa herida, que estaba a milímetros del globo ocular.
"El doctor me dijo que era una cornada y tenía que revisarla bien, analizarla y ver por qué veía borroso, pues creía que tenía algún daño en el ojo. Literalmente, no veía nada. Son instantes de mucha incertidumbre, muy duros y complicados. Cuando uno sale a la plaza de toros no los tienes en la cabeza, pero cuando uno es torero, hay que pensar en el riesgo y asumirlo".
Recuerda Octavio que desde niño ha tenido percances y graves, como aquel de Monterrey, siendo novillero en el que tuvo que estar intubado en el Hospital Universitario.
"No sé si por mi manera de torear, así me tocó vivirlo. He sido castigado por los toros muy seguido, en estos seis meses he tenido tres cornadas, en una semana el año pasado me cogieron dos toros de manera consecutiva. Ha habido tardes que uno pasa el límite y no pasa nada, otras tardes que parece aparatoso y pasa poco", indicó.
Y el problema es que El Payo es alérgico a algunos medicamentos como las cefalosporinas y los desinflamatorios musculares y tiene que evitar que le administren ese tipo de fármacos, según confiesa:
"De chico había tenido suerte que, aunque me habían pegado, no necesitaba anestesia general y sin estos medicamentos las recuperaciones son un poquito dolorosas, porque evidentemente no puedo tomar calmantes, pero con el tiempo he acostumbrado al cuerpo a acostumbrarse.
Pero está aquí de nuevo, listo para apoyar una causa noble, en esta corrida a favor de la Asociación Mexicana de Niños con Cáncer, AMANC, en Michoacán.
"Por eso decidí venir a prepararme a mi ganadería que, gracias a Dios, me ha servido siempre como un refugio y como para este tipo de situaciones en los que uno necesita momentos de intimidad y probar otras cosas, estuvimos ayer y hoy. Quiero agradecer finalmente a todos los aficionados las muestras de cariño incalculables que me mandaron y de apoyo para esta recuperación y sobre todo por la preocupación que tuvieron. Me sentí muy querido, me siento muy querido y eso es vida para seguir expresando delante del toro, son sentimientos positivos para intentar torear con sentimiento".