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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 20 Oct 2022    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...El dato revelador en Morante es que, siendo ya un veterano..."
Desde que terminó la temporada del año pasado, Morante de la Puebla se fijó la meta de torear 100 corridas este año en Europa, y está a punto de alcanzar este logro el domingo 22 de octubre en la plaza de Arenas de San Pedro, donde hará el paseíllo al lado de Emilio de Justo, Ángel Téllez y el becerrista revelación: Marco Pérez. Un cartel sin desperdicio.

Resulta interesante analizar este hecho, ya que ningún torero a sus 43 años cumplidos el reciente 2 de octubre, había conseguido torear una suma tan elevada de festejos en un año, y todo apunta a que Morante, influenciado por su adoración por toreros como Juan Belmonte o Joselito El Gallo, quiso emular sus insignes hazañas de hace más de un siglo.

De esta manera se sumará a la lista de "toreros centenarios", que han sobrepasado dicha cifra en una temporada, y sobre todo con el mérito añadido de su veteranía y, más aún, de que hoy el número de festejos se ha visto reducido con respecto de aquellos años de bonanza de hace dos o tres décadas.

Revisando papeles viejos y libros, es notable destacar que toreros del corte de Morante, artistas por antonomasia, como el caso de Pepe Luis Vázquez, por ejemplo, o del gran Curro Romero, no eran dados a sumar muchas tardes por año. De hecho, Pepe Luis, en sus primeros años de alternativa, fue el líder del escalafón en 1941 y 1942, respectivamente, con un total idéntico de 68 corridas toreadas por año.

Por su parte, El Faraón de Camas nunca superó las 40 corridas en una temporada, siendo la de 1973 la más prolífica. Con una media de 30 tardes por año, el maestro tuvo una longeva continuidad ininterrumpida desde 1959, año de su doctorado, hasta el de su retirada definitiva de los toros, ocurrida en el año 2000.

El dato revelador en Morante es que, siendo ya un veterano con 25 años de alternativa, y más de cuatro décadas de edad, en este 2022 marcó la diferencia con otros de los "toreros centenarios" de distintas épocas, al haberse enfrentado a toros de variados encastes, un gesto que agradeció un importante sector de la afición, que fue testigo que el torero de La Puebla no se rajó y aguantó todo el tirón.

El toreo, en manos de Morante, es el cauce de un sentimiento con ribetes de romanticismo, porque al margen de la ropa de torear distinta, la montera a lo Paquiro, o la jardinera tirada por dos caballos en la que llegó a determinadas plazas, cuando hubo necesidad de salir a entregarse lo hizo sin reserva, con el corazón en la mano, y cuajó faenas inolvidables.

Si la cifra récord de Jesulín de Ubrique le quedará todavía muy lejos, pues el gaditano toreó 161 fechas en 1995, la huella de Morante ha quedado profundamente arraigada en muchos de los redondeles donde este año dejó en claro que, el arte del toreo, cuando se hace con absoluta sinceridad, no tiene parangón.

Así que, al margen de cualquier asunto numérico, además de esas cien corridas toreadas, ahí quedará su arte, dotado de un señorío fuera de serie.


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