"Con Pandereto y Tamborito escriben la primera página de la Plaza ‘Monterrey’ los ídolos Armillita y L. Garza". Así, todo con letra mayúscula, en negritas y a doble piso (como se conoce en las redacciones de los periódicos) fue el encabezado que El Porvenir tituló al día siguiente la crónica de la corrida de toros con la que se inauguró, un día como hoy en 1937, hace 85 años, la entonces Plaza de Toros Monterrey.
Aquel cronista, cuyo nombre se desconoce, escribió con sabias palabras que en tal fecha "la arena virgen quedo impregnada de torerismo y marca la ruta por la que el espectáculo taurino ha de encaminar sus pasos para conservar la justa preferencia que ayer le otorgó el público".
De acuerdo con el estilo periodístico de aquel tiempo, las notas taurinas se publicaban sin orden fijo, pues lo mismo se le daba el sentido de lo social, con el taurino, combinando mucha información de las plazas que al mismo tiempo daban espectáculo.
Así, la tarde inaugural fue catalogada como ‘soberbia’, por el gran juego de los toros de la ganadería de La Punta propiedad de los señores Francisco y José Madrazo, que enviaron para esta corrida.
El día previo, el cronista entrevistó a Fermín Espinosa "Armillita" en el Hotel Iturbide, de Monterrey, en la que declaró lo siguiente:
"Vengo entusiasmado, espero tener suerte para dar una buena tarde mañana y así corresponder a la gran animación que reina en esta inolvidable ciudad. Los toros los vi en la hacienda, a mi criterio son bravos por lo que no dudo dejen contentos a los aficionados. Tomar parte en la inauguración de una plaza de toros como la Monterrey me llena de alegría y entusiasmo. Espero que, en compañía de Lorenzo, a quien le tengo un afecto sincero, dar una buena tarde para dejar un grato recuerdo a la afición regiomontana".
Y así fue. Horas antes de que sonaran parches y metales, la multitud se apostó en las puertas de sol y sombra y, ante la tardanza por no abrirlas a la hora indicada, por el lado del tendido cálido miles la derribaron y entraron, unos con boleto y mucho sin boleto, a los tendidos.
Incluso la policía hizo veinte disparos al aire para tratar de contener a la masa humana, pero fue imposible lograrlo. De Torreón, Laredo y otras poblaciones norteñas se comentaba que iban a Monterrey los trenes llenos de aficionados.
La corrida, según se detalla en la crónica del citado periódico, el más antiguo d Monterrey, fue un éxito tanto artístico como ganadero.
"Con orgullo puede La Punta anotar entre sus grandes éxitos esa corrida inaugural de la Plaza Monterrey, ya que en ella demostró, que la camada de este año ha de superar aún a las que en los años anteriores le han ganado un merecido prestigio”, señaló el enigmático cronista.
Armillita cuajó una gran faena al quinto toro de nombre "Tamborito", por el que le dieron los máximos trofeos.
"Hubo apéndices triunfales y hasta el antiestético trofeo de una pata, que debería desterrarse de los ruedos mexicanos", agregó.
Un detalle del que poco se comenta en nuestro tiempo es que “cuando el Maestro recorría la pista recogiendo ensordecedora ovación, un zulú le arrojó una botella que, lastimándolo en partes nobles, lo obligó a pasar de la alegría vibrante de la arena, al dolor de la enfermería, donde fue inmediatamente atendido, mientras se hacían esfuerzos por localizar al salvaje agresor".
Al referirse a la actuación de Lorenzo Garza, lo califica el cronista como "el héroe máximo de la jornada", que con el sexto toro hizo cosas milagrosas.
"Como torea Lorenzo Garza en tarde de inspiración no torea nadie. Para borrar a Lorenzo Garza solo existe un torero en el mundo: el propio Lorenzo Garza, que no tiene límite en su genio…", comenta.
Cortó la oreja de su primer toro y a ese sexto a quien menciona como "Risquero" (¿o quizá fue este "Pandereto"? según el encabezado de la página), se supone le cortó las orejas y el rabo, pues la crónica no da detalles.
"El estoconazo que tira a Risquero con las patas por alto, y de que hace a una multitud enardecida irrumpir en el anillo, tomar en hombros al héroe, y llevárselo por las calles en gloriosa procesión, mientras las campanas del Roble una vez más proclaman un triunfo inimitable del torero de la tierra".
Datos históricos:
Evento: Inauguración de la Plaza de Toros "Monterrey". Fecha: Domingo 29 de agosto a las 16:30 horas. Toros: La Punta, divisa gris, rojo y oro, propiedad de los señores Francisco y José C. Madrazo. El Encierro: Número 120 "Risquero"; número 156, "Pandereto"; número 119 ,"Rosalejo"; número 107, "Carabinero"; número 125, "Mexicano", y número 126, "Tamborito".
El cartel: Fermín Espinosa “Armillita”, maestro de maestros; Lorenzo Garza “El revolucionario del toreo”. Sobresaliente, Silverio Pérez.
Cuadrilla de Armillita
Picadores: Saturnino Bolio (Barana), Humberto Bolio (Barana Chico) y Antonio Juárez (Chicorro).
Banderilleros: Juan Espinosa (Armillita), Zenaido Espinosa y Jesús Merino.
Cuadrilla de Lorenzo Garza:
Picadores: Juan Aguirre (Conejo Chico), José Gutiérrez (Pisones) y Manuel Amaro (Brazo Fuerte).
Banderilleros: José López, Manuel Gómez (Blanco Yucateco) y José Leal.
Puntillero: Hilario Delgado
Cambiador de suertes: Cristóbal Garza.
Médicos de plaza: Benjamín Almeida y Arnulfo Treviño Garza.
Precios de las localidades:
Sombra: Primera a cuarta barrera, 13, 12, 11 y 10 pesos. General, 8 pesos. Palcos de contrabarrera, 84 pesos para seis asientos. Sol: Primera a cuarta barrera, 8, 7, 6 y 5 pesos. General, 4 pesos. Palco de contrabarrera, 48 pesos para seis asientos.
Otros datos anecdóticos:
La corrida se transmitió por la XEW. El mismo día, en la Plaza Coliseo de la calle Cuauhtémoc (no muy lejos del coso recién inaugurado) se registró un lleno a reventar para una charlotada. La empresa anunciaba ahí mismo que al siguiente domingo se presentaría el novillero puntero Gregorio García, regio también, quien ese día había triunfado en "El Toreo" de la Condesa de la Ciudad de México.