El picador
César Morales tiene una grave lesión de espalda, que quizá sea la que adelante su retirada de los toros, pero esta decisión tan difícil dependerá de la operación a la que tiene previsto someterse en las próximas semanas, y sólo su recuperación, y el destino, dictará su futuro.
Este delicado desplazamiento de la vértebra L1-S5 lo ha mantenido postrado desde hace un mes, cuando toreó el "Festival de Leyendas" en la plaza de toros "Cinco Villas", donde salió a picar a las órdenes del maestro Eloy Cavazos. Ahí fue donde el doctor Jorge Uribe se alarmó al ver lo delgado y cansado que se veía, según explica el varilarguero de dinastía:
"Había aprendido a convivir con el dolor que ya formaba parte del día a día, pero hasta aquí llegué porque era algo muy peligroso seguir toreando en estas condiciones. Cuando el doctor Uribe me revisó se asombró de que estuviera andando, como si tal cosa, y después de revisar las primeras placas que me mandó a hacer, fue tajante al decirme que esta lesión estaba poniéndome en riesgo de quedar paralítico".
La lesión que padece tuvo su origen en agosto de 2013, cuando un toro de Espíritu Santo lo desmontó en la plaza de San Luis Potosí y el caballo de le cayó encima, provocándole el primero de los daños que, con el paso de los años, se ha agudizado con otros golpes producto de distintas caídas.
En esa primera ocasión estuvo sin torear un mes en vez de los seis recomendados. Pero no se podía quedar parado, necesitaba seguir toreando, así que reapareció en la Plaza México en una novillada que se realizó el 8 de septiembre.
Con todo y las molestias que sentía, en esas semanas continuó adelante, y con mucho éxito, ya que el 14 de septiembre en Tlaxcala colocó un soberbio puyazo a un toro de De Haro, y fue llamado a saludar una ovación en el tercio. Repitió el triunfo en otra novillada que hubo en La México el 22 de septiembre, donde fue ovacionado. Y al domingo siguiente, el 29 de septiembre, se lució en Pachuca con los dos novillos de Huichapan que picó esta tarde.Días después, el 5 de octubre, volvió a tener otra destacada actuación en la "Vicente Segura", en plena Feria de Pachua.
Cerró con broche de oro ese ramillete de buenas actuaciones en el coso de Insurgentes, en una corrida de toros que tuvo lugar el 8 de diciembre, y donde picó con entrega y torería al toro de "Valparaíso" que lidió Uriel Moreno "El Zapata".
Pero fue precisamente en Pachuca, el reciente 3 de abril, donde sufrió otra de las muchas caídas sufridas desde entonces, y ahora sí su cuerpo le pasó factura.
César es un guerrero de mil batallas; un picador curtido en la dureza de las plazas, con todo tipo de toros con los que ha demostrado su valor y su torería, además de su eficacia con la vara. Pero hoy ya está más resignado a lo que venga, tal y como lo confiesa:
"La noticia que me dio el doctor Uribe y me llevó a una profunda depresión, pues no concibo la vida sin torear, tal y como lo afirma el maestro José Tomás. Pero he tenido que recibir ayuda de un profesional para soltarlo, y entender que, a mis 40 años, todavía tengo mucho por delante y si he de retirarme, será con honor. Quiero ver crecer a mi nieta, y dedicarme a mi familia. Ya encontraré otra cosa qué hacer para sostener a los míos. Y sí Dios así o dispone, no me quedará más remedio que decir adiós a mi profesión que tanto respeto y amo. Porque yo nací para ser torero", comentó.
El problema es que ahora, la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, en la que el propio César Morales ha desempeñado cargos directivos en comités del pasado, se encuentra sin fondos para poder costear una operación de espalda. Y la zozobra que vive el hijo de El Güero de la Capilla, fundador de la creciente dinastía, es grande:
"No sé lo que va a pasar. Tendrá que afrontar las circunstancias como vienen y esperar que mi agrupación me responda, pero no puedo postergar mi operación. Ya vendí mi coche y varios amigos me han estado ayudando, entre ellos el maestro Joselito Adame, que me envió con un médico suyo para que atendiera mi caso y emitiera una opinión. Otros están echándole la mano a mi hijo Daniel para llevarlo a picar con ellos, así que agradezco todo lo que la gente que me aprecia está haciendo por mí".
Ahora todo dependerá de esa hipotética operación. Y después ver si se recupera para volver a su profesión o solamente para continuar con una vida más tranquila fuera de los ruedos, algo que no será fácil. Pero muchas veces, la vida nos pone delante de encrucijadas difíciles de afrontar, como la que hoy día mantiene a César Morales a la espera de acontecimiento.
Entretanto, después de cuatro años como aspirante, 21 como profesional (se examinó en el año 2000 en el Palacio del Arte de Morelia), y tras haber estado colocado con las figuras del toreo, su prestigio como picador y como persona está intacto, pues su palmarés incluye la recepción de 37 premios que adornan las vitrinas de su casa.
Ya Dios dirá, como bien lo sabe César, cuál será su futuro a corto plazo. Por lo pronto, camina, ya sin bastón, y siempre con la frente el alto, orgulloso de su dinastía, de sus hermanos, de su padre y su hijo, y de todos aquellos aficionados que, alguna vez, lo han aclamado en las plazas de toros como lo que es: una figura de los picadores, como aquellos de otro tiempo a los que, en su día, anunciaban con grande letras en los carteles de toros.