Arturo López Negrete presenta: "Silverio Pérez, diamante del redondel", una pieza que dibuja la vida de aquel niño moreno de singulares facciones indígenas y pronunciada mandíbula que fue bautizado en la iglesia de San José, ubicada en la calle de Ayuntamiento de la capital del país: su nombre Silverio.
El hijo de don Alberto y Chonita, veló el cuerpo de su hermano Carmelo al interior de unas bodegas aduanales, desenlace mortal que provocó "Michín", un oscuro episodio que provoca el juramento divino con el que habrá de nacer, a partir de entonces, un nuevo torero que escribirá su nombre con letras de oro en las páginas de la tauromaquia.
Sus primeros pasos al cobijo del "Che" Peláez, su trayectoria novilleril que se debatió entre la luz y la sombra, donde por azahares de la coincidencia otro ejemplar de San Diego de los Padres, llenó de pánico a la estirpe texcocana, que aguardó dos semanas en vilo soportando el olor a sangre entre rezos y lamentaciones.
El toro "Pizpireto" de la ganadería de La Punta que provocó el nacimiento de un nuevo ídolo, México tuvo a su cómplice, a su fiel retrato de la raza de bronce, a su "Compadre" que llegó a protagonizar la faena de culto al toro "Tanguito" de Pastejé, obra vital que se codificó en el conocido pasodoble de Agustín Lara.
Su adorada Pachis, sus amigos, la política y las pintorescas anécdotas al son del mariachi y el sabor del pulque, la confirmación a Manuel Rodríguez "Manolete", el primer rabo en la historia de la Plaza de Toros México, su aventura habanera y las tardes del estribo que redondean un saleroso e interesante compendio de "El Faraón de Texcoco".
Un texto que destaca el legado que heredó a la tauromaquia universal, esa expresión inigualable que se dibujaba cuando la figura del torero y la masa del toro formaban un solo volumen, ese instante preciso en el que Silverio clavaba la quijada y empezaba a quebrar el pecho acostándolo sobre la cintura.
El cardenal Onésimo Cepeda prologó esta obra de 23 capítulos, que además contiene un epílogo y bibliografía, que concretan una pieza del hombre que se ganó el respeto y admiración de propios y extraños, que un buen día quiso alcanzar a su "Negrita" para perderse por los jardines de su querido "Pentecostés".
Bibliografía:
López Negrete, "El Bardo de la Taurina". "Silverio Pérez. Diamante del redondel". Porrúa. México. 2007.