La crisis que la pandemia ha ocasionado en el campo bravo mexicano ha llevado a replantear algunas medidas a algunos ganaderos, con el fin de reducir los gastos operativos que genera mantener el hato ganadero, y mantener intacta la esperanza de regresar pronto a las plazas.
Uno de ellos, Sergio Hernández Weber, de Rancho Seco, manifestó que al no haberse podido vender los encierros a las empresas en los últimos meses, lo único que se ha conseguido es vender a empresas empacadoras el ganado a precio menor, con el fin de recuperar algo de la inversión.
"Como ganadería, antes que nada, somos una unidad económica; una explotación agropecuaria que tiene que buscar la sustentabilidad. Ello nos ha obligado a hacer una revisión de todos los costos porque, aproximadamente, el 70 por ciento de una ganadería está basada en la parte de los insumos alimenticos, y obviamente se tiene que hacer una proyección del flujo de efectivo con el que se cuenta para cubrir dicho rubro".
Abundando en este concepto, Hernández Weber comentó que nunca se imaginaron que la pandemia se extendería desde marzo hasta la recta final del año y, por lo tanto, con base a esa proyección de flujo de efectivo, tuvieron que ver cómo se iban a solventar y reducir al máximo los gastos. La intención es utilizar solamente el dinero disponible para lo indispensable, que en este caso es la alimentación de los animales que hay en sus potreros.
"En el caso de Rancho Seco, tenemos otros gastos ya que se trata de una explotación agropecuaria donde unas 200 hectáreas están dedicadas al cultivo de cereales como maíz, avena, cebada, alfalfa. Entonces, no podemos dejar de trabajar la tierra; tenemos que trabajar la tierra de cara al invierno para tratar de optimizar todos los recursos con los que contamos".
Afortunadamente, la cosecha de 2019 fue la que sirvió para solventar los gastos de lo que fue el final del invierno en este arranque de 2020; es decir, desde febrero hasta mayo, y es que ya teníamos en las bodegas la cosecha de 2019, lo cual nos ayudó a pasar la época más difícil", agregó.
Para reducir más los gastos se plantearon optimizar todo lo referente a la parte alimenticia del ganado, según explica:
"A los machos pequeños, de 2 a 3 años, se les tiene que dar un régimen para que los que se desarrollen, porque si se les baja el alimento no se desarrollan como es adecuado. Pero a los ejemplares que tienen entre tres y cuatro años, sí se les puso en un régimen de mantenimiento, durante el cual se les dio menos proteína y más fibra (principalmente silo y tlazol), así como unos bloques de alimentos que les permitieran mantenerse con todas las necesidades de proteínas y de minerales".
Otro punto importante fue revisar el hato ganadero en los libros y, tomando en cuenta que en Rancho Seco se contaba con alrededor de 350 vacas de vientre, éste se redujo un 20 por ciento, quedando en unos 300 vientres al momento. Para desechar este ganado se tomaron los siguientes criterios:
"El primer razonamiento, como es habitual en el invierno de cada año, es quitar a las vacas viejas y de más de 14 años, cuya productividad se haya visto reducida. En segundo lugar, quitamos las vacas que hayan tenido una calificación menor al 8; vamos, vacas que no fueran tan sobresalientes como otras, que se fueron al rastro con carniceros con los que hemos hecho una alianza. Y, tercero, quitamos las vacas que tuvieran la carga genética repetida; es decir, que fueran hermanas, por ejemplo, que también se fueron. La mayor riqueza para una ganadería es la parte genética, y en ella también influyen los sementales, por lo que no eliminamos ninguno, excepto alguno ya viejo y que no estuviera en su rango de máximo rendimiento", señaló.
Hernández Weber, contador de profesión, como su padre, con el que lleva la ganadería, aclaró que sí se mataron toros a puerta cerrada, pero en tienta.
"Fueron toros que podían ser candidatos a sementales, que se quemaron, como se dice coloquialmente. En Rancho Seco tentamos al año unos 15 toros, pero ahora tentamos más, sobre unos 20. Los que tenían posibilidad de ser reproductores se quedaron y los que no, se fueron al rastro. Con esta medida también hicimos una reducción de bocas; es decir, de consumo alimenticio".
El ganadero tlaxcalteca precisó que como familia fue difícil tomar estas decisiones, pero que han servido para seguir adelante.
"Sí fue muy difícil porque al fin del día el no tener ingreso tuvimos que poner de la parte de los negocios no ganaderos, hacer aportaciones de capital para sustentar el gasto y subrayo que de los 15 trabajadores que tenemos, no despedimos a ninguno. Decidimos apoyarlos, pues es un momento en el que hay que actuar con solidaridad".
Por ahora, lo que queda es mantener la esperanza de que la pandemia se levante pronto y de que poco a poco vuelva a retomar la vida.
"Tenemos algunos toros en este régimen de mantenimiento porque sabemos que ahora que se reactive, los toros van a valer menos dinero. Es decir, si para una plaza valían 50 mil pesos, estamos dispuestos a vender los toros a un precio mucho más bajo para poder tener un ingreso, y que haya corridas de festejos de oportunidad, que sería una buena idea".
Como miembro de la AMET, en su faceta de empresario, señaló que se están platicando algunos proyectos para apoyar a novilleros y a toreros jóvenes para celebrar festejos de oportunidad.
"Obviamente, los toreros y nosotros los ganaderos cobraremos menos, pero aprovechemos esta coyuntura, esta pandemia, esta crisis, para hacer más festejos de oportunidad y para que haya una renovación de la Fiesta, tanto de los aficionados como de los toreros, de los ganaderos, etcétera".
Finalmente, aseveró estar de acuerdo en que, mientras se reactiva la nueva realidad, los festejos que puedan organizarse sean transmitidos a través de las plataformas de internet para que la afición se entere de cómo se está trabajando en este tiempo de contingencia sanitaria.
"Yo apoyo todas las medidas que sean necesarias para dar toros, que son fuentes de empleo y alimenten el apetito que tenemos por ver torear. Apoyo cualquier tipo de festejo. Sin embargo, en nuestro caso, prefiero que sean más festejos en directo. Una corrida de toros tiene que ser así: con púbico, y las podremos volver a organizar cuando nos permita el semáforo sanitario, y con las debidas medidas de precaución. Cualquier iniciativa de dar Fiesta es bienvenida, apoyo cualquier esfuerzo como han hecho en Tlaxcala algunos parientes nuestros. Pero en lo personal, pienso que lo ideal sería dar festejos con público", finalizó.