Los días avanzan y el futuro de la Fiesta en México sigue igual o peor, sobre todo ahora que la pandemia escala hacia su pico más alto de contagios y muertes, lo que indica que esto va para largo, muy largo, si consideramos que a esta orilla del Atlántico, la proyección de esta nefasta "película" comenzó más de dos meses y medio después que en Europa.
Y a pesar de que la estábamos viendo en tiempo real, las reacciones tardías por parte del gobierno, la falta de medidas económicas adecuadas a la realidad, y la incredulidad de una gran parte de la población, el problema se fue agravando paulatinamente.
En pocos días, México se colocará en tercer mundial de contagios y muertes por coronavirus tan sólo por detrás de Estados Unidos y Brasil. Luego, en escasas semanas, todo apunta a que llegará la exhibición de "Pandemia II" en Europa, sobre todo en España, como para ponernos a pensar que aquí pasará lo mismo por allá de octubre o noviembre, cuando los rebrotes causen nuevos estragos en distintas direcciones.
Se queja el empresario José Montes de que la afición no respondió como se esperaba en las dos corridas que dio en Ávila el fin de semana pasado, y lo cierto es que, aunque haya buena voluntad de dar toros, las condiciones todavía no son las más adecuadas para emprender acciones que no estén fundamentadas en hechos fehacientes como los que se están viviendo.
Quizá por ello otras empresas han dado marcha atrás a sus proyectos, como es el caso de Málaga o Dax, que tenían ganas de reactivar sus respectivas plazas, aunque fuera de manera simbólica. Sin embargo, lo cierto es que la incertidumbre esta ahí, y nadie que sea inteligente querrá perder dinero.
Entretanto, en México también se percibe una alentadora disposición de hacer muchas cosas por parte de los distintos grupos de taurinos –sobre todo virtuales–, una inquietud que se agradece porque demuestra su amor por la Fiesta y el interés de no dejar morir su afición.
En cambio, los profesionales –ganaderos, toreros y subalternos– siguen lidiando toros a puerta cerrada, algunos con mejores resultados que otros, pues ya vimos el revés que supuso el "Torotón" de Pedro Haces, una iniciativa que terminó politizándose y, de soslayo, provocó una “mala” publicidad para el espectáculo taurino en varios medios generalistas.
Por desgracia, nadie tiene una bola de cristal –ni aquí ni allá– para establecer cuándo será prudente dar toros, ni en qué condiciones o circunstancias, lo que sin duda representa un gran reto de cara al futuro, para evitar un puntillazo rotundo que acabe con cualquiera de nuestras buenas intenciones.