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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 30 Abr 2020    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...Hay que ser pacientes, pero no por ello dejar de hacer..."
La pandemia del coronavirus está destrozando la economía del toro, como era previsible desde hace varias semanas, y se ha ensañado con el gremio de los ganaderos, que son los que tienen una mayor inversión en el entramado de este negocio del que son sus proveedores fundamentales.

Hay varios que ya están enviando toros al rastro con la finalidad de recibir algo de dinero que les permita mantener un equilibrio, aunque sea de manera desfavorable; es decir, tratando de minimizar los daños.

En días pasados se hicieron dos interesantes experimentos con distinto fin, y ambos provocaron una gran controversia. Por una parte, la transmisión de los toros que lidiaron Arturo Macías y José Mauricio a instancia del gobierno de Aguascalientes, y cuya finalidad era la de dar alegría y entretenimiento a los aficionados el día de San Marcos.

Por otra, la lidia de dos toros en la ganadería tlaxcalteca de De Haro, en la que Jerónimo toreó para entrenarse y que el ganadero Antonio pudiera presenciar la lidia de sus ejemplares antes de enviarlos al matadero. La diferencia entre ambos eventos era que en uno no se cobraba y en el otro sí. En éste se pretendían recuperar algunos de los gastos al haber hecho el esfuerzo de transmitirlo, con todo lo que ello implica.

Desde luego que las dos iniciativas estaban amparadas por el afán de hacer algo diferente, y sin ánimo de lesionar los intereses de nadie. Sin embargo, no fue bien visto que se hicieran, y al final, los presidentes de las cuatro agrupaciones taurinas han conminado a sus socios a abstenerse de organizar o participar en eventos de esta naturaleza.

Se pretende ser institucionales y obedecer las recomendaciones de la fase 3 de la pandemia, y ciertamente no conviene dejar de acatarlas porque, además de ser peligroso para la salud, sería políticamente incorrecto.

Es evidente que el sector taurino es observado permanentemente por los grupos antitaurinos, y el no atender dichas disposiciones podría revertirse en un futuro a corto plazo. Por ello hay que pensar en fórmulas de comunicación que permitan la vigencia del espectáculo y aprovechar este confinamiento para fomentar la afición de otra manera.

Ya llegará el momento en que regresemos a la normalidad y a las plazas de toros, a ver corridas formales con público, que es lo que realmente justifica la existencia de este arte que se sublima cuando la emoción que provoca se vive en directo.

Hay que ser pacientes, pero no por ello dejar de "hacer Fiesta", así, entre comillas, con todos esos elementos que forman parte de la riqueza cultural de la tauromaquia.


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