El comentario de Juan Antonio de Labra
Jueves, 16 Abr 2020
CDMX
Juan Antonio de Labra | Opinión
...¿Qué hará la Fiesta para reinventarse ante este difícil desafí
Los días transcurren con una lentitud pasmosa a la espera de que la pandemia no cause tantos estragos en México, mientras la incertidumbre mantiene inquieta a la gente ante la frustración que nos provoca un gobierno irresponsable que aún no implementa las medidas necesarias para contrarrestar la catástrofe económica que se avecina.
Y en medio de esta preocupante situación, el sector taurino sigue a la espera de saber qué va a pasar una vez que el problema sea superado y la normalidad se establezca nuevamente. Porque resulta evidente que será necesario poner sobre la mesa diversas medidas de renovación con la finalidad de ajustarse a los tiempos que están por llegar.
¿Qué realidad nos espera? Sin duda, la peor. No se trata de ser pesimistas, pero quedará un país roto por la crisis económica, asustado con la sicosis del coronavirus, y quizá con pocas ganas para asistir a espectáculos públicos masivos. Siendo realistas, el ocio es lo menos relevante en época de estrecheces económicas. Pero no por ello debemos bajar los brazos.
¿Qué hará la fiesta de los toros para reinventarse? ¿Cómo saldrá de esta grave problemática? ¿Qué harán los empresarios para atraer público a las plazas? ¿Cuál será la mentalidad de los toreros en el futuro? ¿Cómo gestionarán los ganaderos sus hatos para no perderlos y rentabilizar sus bancos genéticos? Son apenas un puñado de interrogantes de difícil respuesta.
Sin embargo, insisto en que los estamentos que conforman la Fiesta ya tendrían que estar trazando un plan de emergencia que incluya la implementación de la reforma estructural que requiere el espectáculo taurino.
Y no solo eso, se necesita un liderazgo sólido, capaz de conciliar intereses y aglutinar los esfuerzos que sean necesarios para tirar del carro y salvar a la Fiesta del desastre. Es el momento de exponer con claridad y estrategia todos los argumentos para que los políticos comprendan la relevancia del sector como un ente que genera derrama económica.
Así que no queda tiempo para lamentaciones, y lo cierto es que ahora es cuando más horas libres tenemos para generar propuestas, hacer una lluvia de ideas, alentar iniciativas, escuchar sugerencias… y es cosa de todos.
Porque la Fiesta le pertenece al aficionado, al que paga un boleto y asiste al espectáculo y lo sostiene. ¿Qué tanto escuchamos a ese "cliente"? A veces me parece que muy poco. Llegó la hora de sacudirnos los prejuicios y hacer un llamado a la unidad y ser solidarios en todos los sentidos. Sólo así conseguiremos salir delante de este gran desafío.
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