La constancia, el orden, la disciplina, pero sobre todo el saberse colocar en el ruedo, han sido las claves para que Gustavo Campos sea considerado hoy como una de las figuras de plata con que cuenta la Fiesta Brava en México, y al cabo de 19 años como profesional hace un breve balance sobre su brillante carrera.
Nacido el 1 de junio de 1983 en la Capital del país, Campos se examinó con éxito en las filas de los banderilleros en el año 2000, entre las que se ha consolidado al lado de las máximas figuras del toreo.
"Ha sido una carrera bonita, me he esforzado mucho, he ido en contra de muchas cosas personales para poder seguir adelante. He estado gracias a Dios colocado con matadores de toros muy importantes y tengo la confianza de mucha gente del toro muy importante, eso es lo que al final es lo que más pesa y lo que me da la satisfacción y las ganas de seguir en el ruedo", dijo el destacado subalterno.
La carrera de Gustavo comenzó prácticamente desde que era un niño. A los seis años lidió su primera becerra y a los 12 se encaminó de lleno a la que sería su forma de vida.
"Decidí hacerme banderillero a los 13 años, cuando metí mis papeles para hacerme aspirante. A los 14 me dieron permiso y después hice un aspirantado de tres años hasta llegar al examen, que fue el 29 de julio del 2000 en el palacio del Arte de Morelia, a las órdenes de los matadores Francisco Doddoli y Fernando Ochoa, ante un encierro de Mariano Ramírez".
Cuenta que a partir de entonces su carrera ha tenido muchos tropiezos, pero también muchas satisfacciones, ya que se ha codeado con gente de todo tipo, "desde la buena que te quiere ayudar, hasta de la gente mala, que te quiere pisar".
Para fortuna de Campos, las cualidades que se enumeraban al principio han podido llevar a buen puerto su carrera que entra ya a las dos décadas.
“He estado a las órdenes de muchos matadores de toros, y de las figuras españolas al primer o que recuerdo es al maestro Julián López “El Juli” con quien estuve siete años, luego le siguieron José Tomás un año, con El Pana dos, Joselito Adame, Juan Pablo Sánchez, Morante de la Puebla, Enrique Ponce, Sebastián Castella, y otros matadores mexicanos como Mario del Olmo, Federico Pizarro, Ignacio Garibay y actualmente con Sergio Flores y en ocasiones con Leo Valadez.
"He tenido la fortuna de estar por lo menos dos tardes, en las cuadrillas de los matadores que están funcionando en cada momento", agregó.
Siempre es esperado saber cómo es el entorno íntimo del mítico José Tomás, un torero que nunca habla con la prensa, pero que de alguna manera está conectado con sus subalternos en el ruedo.
"El maestro es una persona que confía mucho en su gente, es un enigma y así se maneja en el ruedo también. Obviamente, si te lleva en su cuadrilla es por algo y uno tiene que dar lo mejor de sí, pero en realidad no tiene exigencias especiales, la única exigencia especial es estar a la altura de él que es algo muy difícil de conseguir", agregó.
Además de sentirse afortunado, Campos se considera un hombre perfeccionista que se exige demasiado en su profesión.
"Siempre que hay una tarde buena trato de buscar aun así el error que hubo para poder corregirlo. Una tarde en estos 19 años que llevo en mi profesión y en la sí me sentí muy bien y que dije: hoy sí estuve al 100, fue la Corrida por la Oreja de Oro en la Plaza México de este año, en la que estuve muy bien tanto con el capote como con las banderillas".
El subalterno capitalino agradece a Dios y a los matadores que han sido sus jefes en estos primeros 19 años por la oportunidad y confianza que han depositado en su persona, ya que dice "ellos son los que mandan y sin ellos no eres nadie. He tenido la fortuna de estar vigente desde el segundo año de profesional. Me encuentro en el ánimo de los toreros y han sido años en los que siempre estoy en los carteles importantes, en las tardes importantes de las ferias y eso para mí es una gran satisfacción. Estoy muy agradecido y también con el público que siempre me ha alentado para superarme", finalizó.