Desde siempre he considerado al periodismo como una función de servicio a la sociedad, en la cual el desarrollo del oficio pasó a convertirse en una profesión que exige una serie de cualidades basadas en el talento y el aprendizaje de herramientas, así como el conocimiento de los temas especializados.
No obstante, vivimos en una época en la que el crecimiento de las nuevas tecnologías propicia -entre otros motivos- el surgimiento de muchos improvisados del periodismo, que creen saber del tema solamente por tener acceso a redes sociales o blogs a través de Internet.
Lo anterior provoca que, lejos de informar, pulule la desinformación entre la amplia masa heterogénea en la que parecen convertirse los espacios que supuestamente estarían destinados a llevar a cabo el proceso contrario,o al menos en la "teoría".
El verdadero periodismo exige comprender las claves que convierten a un acontecimiento en noticioso. Partiendo de la base de la mayor objetividad posible, ser un auténtico vínculo o "medio" entre los sucesos ocurridos y el público que posee la necesidad informativa.
Asimismo, manejar los géneros, relatar los hechos con la mayor seriedad y de la manera más completa posible, ofreciendo las diferentes versiones (si es el caso) y contrastando las fuentes. Finalmente, es el público el que debe tomar una decisión al respecto.
En el caso del periodismo interpretativo, en el que se ofrece un punto de vista y se analizan los hechos de acuerdo con marcos de referencia o ángulos que en ocasiones suelen ser subjetivos, el profesional de la información debe ser un especialista y prepararse constantemente para seguir conociendo y poder emitir opiniones con un mayor fundamento.
Hoy en día, dentro del periodismo taurino, en diferentes estamentos no se ve ni lo uno ni lo otro. Hay bastante improvisados que no saben lo mínimo del tema y que por una acreditación son capaces hasta de ostentarse como "periodistas" si haber cursado ningún estudio que los avale.
Tal vez exista mucho talento en cuanto a la forma de presentar los contenidos (ediciones, imágenes o coloridos), pero sobresale la ausencia de fondo, tanto periodístico como taurino. Es una pena, sobre todo para aquellos que de verdad saben hacer las cosas bien.
¿Solución? Es complicado. Quizá ser más estrictos para conceder acreditaciones y hacerlo a partir de una selección rigurosa. De este lado, mayor preparación y profesionalismo. Y de parte del público, más exigencia.