El regreso de Rafael Ortega a la Plaza México, después de tres años de ausencia, y la presencia de El Fandi, uno de los toreros más espectaculares de la baraja taurina actual, no fueron suficientes para contrarrestar la fuerza mediática y la pasión con la que se vive el fútbol mexicano.
Y es que a tan solo unos metros de distancia, el Cruz Azul y el Monterrey se disputaban el título del torneo de apertura 2009, lo que provocó que muchos se quedaran en sus casas para intercambiar el canal de televisión y sortearse entre ambos espectáculos.
A las afueras de la plaza el paisaje estaba pintado de azul, y adentro los gritos pamboleros no se hicieron esperar para disgusto de muchos aficionados, esos que siempre les corresponden con el clásico silbido que recuerda a las señoras.
El ambiente deportivo que se vivía contagió hasta al matador Alberto Espinosa, que no tuvo empacho en vestir la playera de los rayados, un atuendo singular y quizá un tanto inapropiado para un torero que ocupa el callejón en una corrida. ¿O no?
Dado que ambos espectáculos se empalmarían, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal y la Delegación Benito Juárez, implementaron un gran operativo de seguridad para preservar el orden público que se ve amenazado cuando se conglomeran tantas personas en tan poco espacio.
Los helicópteros de la policía Federal Preventiva y de los medios de comunicación que cubrían la final estuvieron sobrevolando la ciudad de los deportes, lo que provocó la irritación y distracción de algunos aficionados.
Otro que también estuvo por la plaza, aunque no entró, evidentemente, fue El Glison, quien cabalgó por la Avenida San Antonio hasta la puerta principal, donde se detuvo para saludar a la gente que se le acercó para congratular su "Cruzada Cabalgata Unidos por México", que lleva ya más de 2 mil 500 kilómetros recorridos. No cabe duda de que es un torero que sigue rompiendo cánones y estereotipos.
También presenció la corrida, desde el palco de la empresa, incluso estuvo presente desde el sorteo, el maestro salmantino El Capea. Fue una pena que haya pasado inadvertido por gran parte de la afición.
Parecía que El Fandi le brindaría alguno de sus toros, por haber adornado la pechera de la barrera donde estaban su esposa e hijos, pero eso no sucedió. Lástima que la afición capitalina no se reencontrara, aunque momentáneamente, y de esta manera, con uno de los toreros consentidos de esta afición.
Por cierto, El Fandio se sumó a la lista de los toreros ninguneados por el juez de plaza Miguel Ángel Cardona, quien se negó a concederle dos orejas al granadino. Parece que no le han importando las críticas que viene arrastrando desde la cuarta corrida del serial, cuando le arrebató de las manos un rabo a Arturo Macías, y un apéndice a José Tomás.
Esperamos con ansías la presentación, el próximo domingo, de Daniel Luque, torero revelación de la pasada temporada europea, corrida en que también debutará la ganadería de Julián Hamdan, sobrino del famoso gandero Pepe Chafik.