Cuando recién comenzaba mi andadura en el planeta de los toros, me tocó seguirle el paso a una generación de muy jóvenes toreros mexicanos que inician su preparación del otro lado del Atlántico, alejados de reflectores y por detrás de aquella primera triunfal camada de Tauromagia Mexicana.

Esos chavales, que prácticamente eran niños y la mayoría llegaron a matadores, constituyen parte de una generación de toreros desaprovechada y que no ha recibido las oportunidades que podrían potencializar esas buenas cualidades que desde entonces mostraban.

A riesgo de dejar pasar algunos nombres, ahí estaban en España Ernesto Javier "Calita", Angelino de Arriaga, Lorenzo Garza Gaona, Gerardo Adame, Brandon Campos y Antonio Lomelín, quienes recorrían aquellos "pueblos de Dios" en pos de un sueño.

Allá andaba también Sergio Flores, ese espigado chamaco que, hoy en día, ha aprovechado su oportunidad y está convertido en el torero mexicano más importante.

Apenas volvió Calita a la Plaza México en la pasada Temporada Grande, y dio muestras de su valía como torero. Ahora, se abren las puertas de algunos cosos y es ahora o nunca. Mucho tardó en alcanzar lo que merecía, así que ojalá se le siga apoyando para que alcance por lo que ha luchado.

Angelino de Arriaga cuajó e indultó un toro de Jorge María en La México... y ya no volvió. Dotado de una tauromaquia fina, con esas reminiscencias tlaxcaltecas, es un torero que tiene mucho por ofrecer. Sin embargo, el circuito lo tiene cerrado y ha tenido que refugiarse en esas plazas de palo.

Lorenzo Garza no ha visto un pitón en mucho tiempo; sólo delante de la cara del toro va a desarrollar su potencial. Toño Lomelín y Brandon Campos también necesitan toros, de la misma manera, y ya después se verá si llegan a alcanzar sus objetivos.

Fuera del circuito, los sueños no se pierden y a brazo partido siguen su lucha estos matadores, como lo deja muy en claro Gerardo Adame, así como Toño Romero, que ya de matador se ha buscado las vueltas en el Viejo Continente.

Existen toreros que han contado (por algún motivo o otro) con un sinfín de oportunidades... y no crecen. Otros, en cambio, siguen esperando en el banquillo de suplentes para demostrar si pueden o no llegar a ser. Y eso, solamente lo decide el toro. El de las "patas negras" pone a cada quien en su lugar.