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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 14 Feb 2019    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
...Calita demostró que la profesión de torero debe de estar tocada...
La reciente Temporada Grande de la Plaza México tuvo distintos triunfos que serán recordados con puntualidad por su calado, y a lo largo del ciclo se vivieron momentos de mucho interés en los tres meses de duración de la campaña.

De entre los logros de los toreros mexicanos que merece la pena referir, cabe mencionar la revelación de Ernesto Javier "Calita"; la consolidación de Sergio Flores; la personalidad y profundidad de Octavio García "El Payo" y la madurez de Joselito Adame.

Después de nueve años de no venir a México, y luego de soportar el veto que le había caído encima, Calita demostró que la profesión de torero debe de estar tocada del don de la paciencia. Y fue eso lo que lo mantuvo a flote todos estos años de intensa lucha, de una labor callada, con el invaluable apoyo de su padre, que nunca le perdió la fe.

Porque ahora que ha triunfado, quizá sólo muy pocos recuerdan el sacrificio que hizo Javier Tapia "El Cala" para que su hijo no se quedara parado. Sin mayores recursos en su haber, se dedicó a ayudarlo a costa de lo que fuera; a conseguirle tientas y festivales y a organizar corridas que fueron el sustento en esos años de amargo ayuno taurino.

De Sergio Flores hay que destacar su ambición, y ese paso tan seguro que ha manifestado desde que confirmó la alternativa. Al cabo de estos cinco años en el escalafón de matadores, el torero de Tlaxcala es otro de los espadas a tomar en cuenta gracias a esa reciedumbre que le ha permitido dejar atrás a varios de aquellos compañeros que le antecedieron y cuya relevancia se ha ido diluyendo.

La mala fortuna de El Payo en sus dos primeras comparecencias se disipó en esa otra tarde en la que cuajó la faena más profunda y artística de la temporada, posicionándose como uno de los toreros más interesantes y con más personalidad de la baraja nacional de la actualidad.

Si el queretano pudo mostrar su búsqueda interna, Joselito Adame ratificó su jerarquía y se convirtió en el máximo triunfador de ambos festejos de aniversario. Y al margen de este hecho, que no deja de ser estadístico, el hidrocálido dejó entrever una proyección muy significativa al seguir siendo el torero mexicano más sobresaliente, con un palmarés que avala una trayectoria impecable.

El punto negativo y triste de la Temporada Grande fueron las malas entradas que registró la plaza en determinadas corridas,  inclusive con carteles que, en el papel, eran atractivos. 

Quizá la fórmula de dar toros domingo a domingo ya está demasiado gastada y habría que pensar en modificar este formato, con el afán de llamar la atención de un público que hoy día está avasallado por la diversidad de ocio. Pero ese es comentario de otra ocasión.


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