Y fue en uno de los toros del rejoneador Horacio Casas cuando surgió la oportunidad de disfrutar de la gloria taurina, lo que representaba un gran riesgo, pues el morlaco al que debía matar era un imponente toro de José Julián Llaguno llamado "Obelisco", con 650 kilos sobre los lomos.

Gómez colocó al toro en suerte y se perfiló con mucha seguridad, antes de echarle la muleta a la cara para ver venir aquella mole y aprovechar la inercia y meterle la espada en todo lo alto. El toro no tardó ni medio minuto en rodar patas arriba sin puntilla, al tiempo que el novillero yucateco se ponía de rodillas y rompía en llanto.

Este momento tan espectacular causó una enorme impacto en el público, que le aclamó con fuerza y lo obligó a dar una clamorosa vuelta al ruedo. Lo mejor fue cuando la empresa, en complicidad con Diego Ventura, decidió concederle una oportunidad para torear un novillo el próximo sábado 5 de enero en este mismo escenario, donde abrirá plaza por delante del propio Ventura, que hará un segundo paseíllo al lado de Luis David y Ángel Lizama "El Papo", para lidiar toros de La Antigua y Julián Hamdan, a partir de las 18:00 horas.

Ahora será cuestión que Roberto Gómez aproveche esta oportunidad que se ganó a ley. Por lo pronto, su valor lo dio a conocer en un plano más relevante. Y eso ha sido por el valor de una estocada.