...tuvo que pasar una dura prueba: la gravísima cornada...
La imagen que proyectó Arturo Saldívar el domingo anterior en la Plaza México es la misma que ya había mostrado en otros cosos de provincia desde hace más de un año, en los que ha tenido actuaciones tan serias y entregadas, como fue el caso de Aguascalientes o Zacatecas, entre otras.
Y para no ir muy lejos, apenas el año anterior, también en el coso de Insurgentes, dio muestras de estar realmente concentrado en su profesión, tal y como venía siendo desde el comienzo de una prometedora carrera como matador de toros.
No hay que olvidar que Saldívar está forjado en aquella magnífica escuela denominada Tauromagia Mexicana, donde la exigencia siempre fue algo fundamental y sólo quienes eran capaces de aguantar el tirón, conseguían escalar peldaños.
Por si eso fuera poco, el carácter del hidrocálido, tuvo que pasar una dura prueba: la gravísima cornada que sufrió en Santa Cruz de Retamar, el pueblo de Toledo donde en 2009 un novillo le partió la femoral del muslo derecho.
Sobreponerse a una cornada de esa magnitud, siendo todavía novillero, fue un paso muy significativo para su carrera, que en esos años acabó de consolidarse en distintas plazas de Europa donde llamó mucho la atención la finura de sus maneras y su inteligencia para resolver delante de la cara de los novillos.
En sus primeros años como matador venía mentalizado a triunfar con fuerza, y así lo ratificó con tardes como la que tuvo en la Plaza México el 6 de noviembre de 2011, cuando cortó cuatro orejas y un rabo a los toros de San Isidro, y salió a hombros por la puerta del encierro.
Si bien es cierto que Joselito Adame sigue siendo ese "capitán general" de la nueva generación de toreros mexicanos que surgió a finales de la década anterior, ahí están otros nombres de valía, como el de Arturo Saldívar, que al igual que Octavio García "El Payo", Juan Pablo Sánchez y Diego Silveti, están agrupados en ese contingente de toreros destacados.
Y arreados por un Sergio Flores más joven, que no deja de dar muestras de su ambición, parece que en los últimos meses los que van a la saga de José han sentido ya la necesidad de acelerar el paso, sobre todo ahora que la fiesta de los toros traviesa por un momento difícil y que las cosas no están fáciles para nadie.
La solvencia, la reciedumbre, y la limpieza de los trazos de Arturo Saldívar ante ese buen lote de toros de Boquilla del Carmen, caldearon el ambiente de un público que disfrutó mucho ambas faenas.
Seguramente que esta actuación servirá para relanzar la imagen de Saldívar, y que su carrera regrese al tono de excelencia que tenía al principio, pues como él bien ya lo dijo: se había aburrido de ser mediocre. Y la mediocridad es algo que no van con el toro, sin entrega absoluta no se llega a ningún lado.
Pero además de esa entrega que quedó patente el domingo 16 de diciembre en la Plaza México, la finura de unos procedimientos que están sustentados en una técnica sólida, y una expresión torera.
La confianza de esta tarde será la clave para que Arturo Saldívar siga en ascenso, consciente de que tiene el triunfo al alcance de su mano.