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Literatura sanferminera

Viernes, 06 Jul 2018    Morelia, Mich.    Quetzal Rodríguez | Foto: Archivo   
Existe una copiosa literatura en torno a la Feria de San Fermín
Más allá del inevitable y omnipresente Hemingway, existe una copiosa literatura sanferminera, más de lo que se suele creer, sobre todo si la contemplamos en conjunto, incluyendo todos los géneros literarios, tanto las obras que describen o analizan específicamente los sanfermines, como las que los toman como escenario.

Anteriormente los escritores se ocupaban poco o nada de los sanfermines –como mucho, de la vida y de la liturgia de San Fermín– y, a menudo, se limitaban a despreciarlos como una fiesta bárbara. Por ejemplo, Nicasio Landa que en 1882 propugnaba la supresión de los espectáculos taurinos.

De acuerdo con el investigador José Izu Belloso, la literatura sanferminera tiene cierto carácter artesanal, deriva de la pasión de sus autores, indígenas o foráneos, por las fiestas. En su mayoría no son escritores profesionales y, a menudo, las obras se editan por los propios autores o por instituciones pamplonesas o navarras.

Entrando ya en los diversos géneros literarios, hay que hacer mención a las canciones sanfermineras, ingrediente esencial de las fiestas. Las más conocidas son las del maestro Turrillas y, entre ellas, los himnos de las peñas. Aparecen títulos como: "La Veleta", de 1934, que estableció su canon mezclando la biribilketa y la jota. Otros autores de himnos de peñas son R. Rodríguez y J. A. Arteaga, con  "Los de Bronce", Patrón y Martínez, con "La Alegría de Iruña",  o Rufino Campión  con "Donibane".

En cuanto a la poesía, hay unos pocos poemarios dedicados en exclusiva o parcialmente a los sanfermines, los de Barón, Pérez Salazar o Sarasa, un poema extenso, prácticamente una epopeya al estilo clásico de la Ilíada o la Odisea. La poesía era un género frecuente en la revista Pregón –1943-1979–, que solía publicar uno de sus números trimestrales coincidiendo con las fiestas de San Fermín y también en La Avalancha –1895-1950.

Por otra parte, las representaciones teatrales han sido siempre habituales durante los sanfermines, pero el género dramático apenas se ha cultivado en relación a las propias fiestas como tema.  Aparte de una de Ignacio Baleztena de 1950, las obras teatrales que se han escrito, en los últimos años, han sido gracias a la iniciativa del Teatro Gayarre, con un ciclo titulado "San Fermín a escena" y desde el año 2012 se convoca un concurso de piezas cortas con temas sanfermineros.

Es también abundante el ensayo, relacionado con las fiestas, la historia de los sanfermines es un tema muy tratado. José Joaquín Arazuri, la máxima autoridad en la materia, tiene una extensa obra en tres volúmenes, sobre la historia de los sanfermines, donde examina las fiestas desde sus orígenes hasta los años noventa del siglo XX, incluyendo festejos ya desaparecidos.

Asimismo, varias novelas de autores navarros del siglo XX ambientan, total o parcialmente, su trama en los sanfermines y describen a Pamplona en sus fiestas. La primera de todas en hacerlo es "El barrio maldito de Félix Urabayen", publicada en 1925. También aparece  "Retorno, de Manuel Iribarren", publicada en 1932, novela poco conocida, aunque en su momento tuvo cierto éxito y solo fue reeditada una vez en 1946.

En años recientes han aparecido varias novelas en castellano que  contienen una trama policíaca con el telón de fondo de los sanfermines, pero que ofrecen una ambientación bastante más fiel a la realidad que las anteriores. Ejemplo: "Las lágrimas de Hemingway", de Reyes Calderón, del año 2005, donde la trama policíaca permite describir ambientes de Pamplona y de sus fiestas.

De igual manera  "Un extraño lugar para morir", aparecida en 2010, de Alejandro Pedregosa, muestra un  texto en que se mata a Hemingway, aunque sea simbólicamente. En este caso el muerto es un famoso escritor ocupante de la supuesta habitación del Nobel norteamericano en el Hotel La Perla, novela en que introduce en la narración a personajes reales, como Miguel Indurain y Mikel Urmeneta, aunque sin roles relevantes, para describir las fiestas.

En conclusión, el encierro de Pamplona recuerda en buena medida al momento constitutivo de la corrida, una fiesta tumultuaria centrada en el toro y vivida por toda una ciudad, donde el encierro concebido como arte taurino, se codifica a través de los años, en un discurso artístico propiamente dicho.

Bibliografía:

Izu Belloso, Miguel José, "Literatura sanferminera", en Revista Príncipe de Viana, No. 265, mayo-agosto 2016, Gobierno de Navarra.


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